En Mendoza prácticamente no se han cerrado restoranes y bares como pasa en el resto del país gracias al empuje que tiene el turismo. Mientras a nivel nacional calculan que 150 mil trabajadores del sector quedaron desempleados, acá la realidad es totalmente distinta.
El 2019 fue uno de los peores años para el negocio gastronómico en el país. Según datos de la Unión de Trabajadores Hoteleros y Gastronómicos de la República Argentina (UTHGRA), desde enero hasta la fecha cerraron 2.300 bares y restaurantes en todo el país.
600 están ubicados en la Ciudad de Buenos Aires y significo la pérdida de 15.000 puestos de trabajo.
Esta vez, Mendoza queda afuera de las estadísticas, ya que la realidad que se vive en la tierra del sol y del vino es totalmente distinta.
Los comerciantes la llaman “la niña bonita” de Argentina, pues gracias a varios factores, el sector gastronómico de Mendoza no está en la cuerda floja sino todo lo contrario.
Desde la Unión de Trabajadores Hoteleros y Gastronómicos de Mendoza afirman que, en los últimos meses del año no han tenido casi que dar prestaciones al fondo de desempleo porque han sido muy pocas las bajas efectuadas.
La asociación hotelera comparte la misma visión, aunque reconoce que la recaudación bajo en relación a otros años y que si no se cerraron bares y restoranes fue gracias a la reactivación del turismo internacional, además de la amplia oferta en bodegas. Lejos de perjudicarlos, aseguran que los benefició.
Mientras en el país se cierran comercios gastronómicos, en Mendoza se abren. Eugenia y su pareja decidieron hace un año apostar e invertir y abrieron un restobar en la calle Sarmiento pensando en la gran afluencia de turistas.
Las mesas colmadas de turistas que llegan de todas partes del mundo, en busca de carne, pastas, tragos y buenos vinos. Aseguran que pagan hasta 3 veces menos que en sus países.
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