Psicología

Perseverancia: ¿Por qué terminamos por dejar todo?

A medio camino no se distinguen los objetivos que en un principio parecían claros. Sin embargo, algo sucede de manera recurrente que nos hace dejar cada nuevo propósito. Lo que tenés que saber en esta nota.

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Redacción ElNueve.com
5 de julio de 2022 | 22:29

 “Persevera y triunfarás”, dice el dicho. Y si bien puede resultar cierto, quizá le falta una parte esencial que es cuando el “triunfarás”, no llega, o llega tardíamente. Y es que es algo más que común el hecho de que la falta de perseverancia es algo más afín de lo que se cree. Sin embargo, ¿qué sucede cuando es recurrente?

Según explica la neuropsicóloga Cecilia Ortiz “nadie está exento del ‘empiezo y luego termino dejando’, no está mal que pase eventualmente y en realidad nos sucede a todos. Sin embargo, si pasa de manera sistemática y nos queda la sensación de que ‘haga lo que haga,  no termino logrando nada’, allí hay un problema. Esto nos hace sentir como fracasados y qué no podemos hacer nada, repercutiendo en nuestra salud mental. Y esto no es así.

-¿Qué tener en cuenta para no caer en esta autopercepción inadecuada?

Acá tienen que ver dos cosas respecto a la motivación. Uno son los factores externos. Vale decir qué metas me coloco y cuán realistas son esas metas. El segundo punto es cuando las cosas no me salen “ya”. Uno lo escucha mucho en las dietas por ejemplo, en donde se quieren resultados rápidos y grandes.

El otro tema es medir mis habilidades y capacidades. Quizá la meta está, y es buena, pero no tengo las capacidades o habilidades, entonces el plato rico que vi en la tele, para hacerlo en casa, no me sale, pero tengo que aprender a analizar cuáles son las variables externas, es decir cuáles son las expectativas o metas, y las variables internas. Es decir cuáles son mis posibilidades reales de lograr esa expectativa.

-¿Qué otro aspecto nos puede perjudicar para perseverar?

Tener capacidades, pero no confiar en ellas, ya sea por lástima o por baja autoestima, aunque todo el mundo me diga lo contrario. Por lo tanto como no me la creo, no genero las conductas para hacerlo.

-Es algo más de los chicos?

Es algo que vamos sumando en la medida que entramos en la escolaridad, en donde las exigencias de la cultura y la crianza se van portenciando.

Cuando el cerebro funciona en automático con los hábitos, no suele motivarse y hay personalidades que se aburren. Hay que agregar sazón y cosas nuevas, como desafíos pequeños en lo que se va emprendiendo. Todo lo que es rutinario lo hacés porque es parte de la rutina, o porque tenés que hacerlo (un trabajo o actividad que no nos convenza tanto), pero si fuera por la voluntad interna lo dejarías. Entonces es importante motivarnos con aspectos nuevos para sumar.

Por ello hay que ir encontrando “la vuelta” a ver qué puedo encontrar cada día de llamativo en eso para que hago, para que  me invite a movilizarme en esa dirección.

-¿Puedo entrener la disciplina?

Totalmente. Eso se entrena, como todo, nadie nace con ella. Hay que entender que quizá el objetivo no lo logre ya, pero puedo ir trabajando para alcanzarlo. Paso a paso, es más una cuestión de actitud, que de voluntad. Otra cosa importante es lograr la tolerancia a la frustración, entendiendo que puede llevarme tiempo, y no salirme algo de una, pero si pongo actitud lo que no fue en un momento, terminará siendo.

La especialista estuvo con el equipo de Cada Día. Mirá la entrevista

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