Lara Arreguiz tenía 22 años, era estudiante de veterinaria y vivía en un pueblito, que irónicamente, se llama Esperanza.
Su caso se hizo conocido porque su mamá retrató lo indigno de la muerte y la realidad de una pandemia que golpea en cada rincón del país. Su hija, enferma de Covid y sin aire, tirada en el pasillo de un hospital esperando por una cama.
La cama después llegó, pero ya era tarde. La neumonía bilateral tomó los pulmones de Lara y los consumió. Tres días después de la foto, Lara murió. 22 años. Una vida por delante.