Este miércoles, la imagen de la virgen María de la Rosa Mística volvió a llorar. Ya lo había hecho para el día de la madre. Este fenómeno que ocurría desde los años '80, aseguran que se trata de un mensaje de Dios.
El Padre Leonel Canepa habló sobre esta manifestación: “Esta imagen hace 40 años atrás tuvo una experiencia especial con una de las vecinas del barrio, y en momentos que la tuvo en su casa, lloró. Y vivimos algo similar a esa ocasión, especialmente este sábado con un grupo de catequistas con sus chicos mientras rezaban percibieron que la imagen tenía lágrimas en los ojos”.
“De algún modo vemos que este brillo en los ojos permanece, similar a lagrimas que caen de ellos”, agregó el párroco.
“Nosotros con cuidado retiramos el vidrio que protege a la imagen para poder cerciorarnos si hay lágrimas o líquidos en sus ojos. Y hemos corroborado que la imagen de la Virgen está seca en toda su expresión, pero si contiene un brillo en los ojos, similar a un llanto”, amplió Canepa.
Por su parte, Elsa, testigo del llanto del sábado por la mañana, expresó: “Dios se manifiesta y lo ha hecho a lo largo de los siglos y yo creo que este es un acontecimiento de esos. Obviamente no todo el mundo lo va a creer, pero sí, Dios se está manifestando a través de este milagro y María es la figura fuerte, es la madre de Jesus, y hay tantas madres sufriendo por sus hijos que han perdido la vida, tiene todo un significado”.
La historia de la vírgen de la Rosa Mística se remontan a la década del 40 en Italia. La protagonista fue Pierina Gilli. Pierina nació en Montichiari el 3 de agosto de 1911, la mayor de nueve hijos, en una familia humilde de agricultores. Ella creció dedicada a la familia, al trabajo y a la oración, soportando con paciencia la pobreza y las privaciones debido a la pobreza material y la mala salud. La muerte de su padre intensificó sus sufrimientos y la obligó a entrar en el orfanato en Montichiari, gestionado por las Hermanas Siervas de la Caridad.
Trabajando como enfermera experimentó desde 1947 a 1966 distintas apariciones de la virgen. La segunda vez, el 13 de julio de 1947, durante la oración nocturna con las monjas que la alojaban, Pierina tuvo la intuición de una imagen de la Virgen, vestida toda de blanco, con tres rosas sobre el pecho: la rosa blanca para indicar el espíritu de oración, la rosa roja el espíritu de sacrificio y la rosa amarilla con reflejos de oro el espíritu de penitencia. En esa circunstancia Pierina tuvo la intuición que el día 13 de cada mes fuese celebrada con especial solemnidad un día de oración mariana.
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