El Gobierno planea regresar la momia del niño inca al Aconcagua tras un período de diálogo interinstitucional. Sin embargo, el instituto que la conserva asegura que no ha sido convocado a tal fin. La mayoría de las voces se muestran proclives a la iniciativa, aunque con reparos.
La momia que sorprendió a todos en su momento, fue hallada en la pared sureste del Cerro Aconcagua en 1985 por estos cinco andinistas (00.40), los hermanos Fernando y Juan Carlos Pierobon, Franco y Alberto Pizzolon y Gabriel Cabrera.
La momia y su ajuar, entre este un par de estatuillas de oro y plata, fueron bajados del Aconcagua por medio de un operativo arqueológico, expuestos durante un tiempo y analizados por años. Se concluyó que trataba de un sacrificio de un niño inca ofrecido ocurrido hace unos 500 años con características realmente particulares.
Mitos y supersticiones aparte, la momia del Aconcagua siempre generó un debate en torno a la pertinencia de devolverla a su lugar de origen o no, entendiendo su carácter no solo científico sino también cultural y simbólico, desde su descubrimiento en el Cerro en 1985.
El gobierno provincial oficializó un proyecto por el que el cuerpo regresaría al Aconcagua. Al parecer habría consenso aunque con reparos. Sus descubridores piden seguridad y no lucro. Pese a que el gobierno provincial asegura haber convocado a comunidades originarias e instituciones como el Conicet y la Universidad de Cuyo, el instituto que conserva el cuerpo niega que los hayan consultado.
"En el momento que escucho la foto, Alberto, que la encuentra, dice acá hay un cadáver" comenzó comentando uno de los encargados del descubrimiento. "Estaría bueno que subiera teniendo las medidas de seguridad y conservación, hasta por un respeto a sus antepasados" cerró otra de las personas del equipo.
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