Entrevista

Mariana Bosco: “La muerte de Bauti nos hizo evolucionar como humanos”

La Reina Nacional de la Vendimia 1993, abogada y mamá de 3 niños más, en una charla exclusiva a 15 años de la partida de su pequeñito. Un diálogo sobre la resiliencia y empatía.

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Redacción ElNueve.com
25 de junio de 2023 | 13:40

Por: Marina Correa

“Hacía varios días no nos movíamos de la puerta de la terapia intensiva, pero nos convencieron de ir un rato a casa a bañarnos, cuando llegamos sonó el teléfono y nos avisaron que mi hijo había muerto”, el desgarrador relato es de Mariana Bosco, quien 15 años después de la muerte de su hijo Bautista, cuenta por primera vez como fue aquel momento donde el dolor los trizó. Una noticia que inmediatamente recorrió las redacciones de los distintos medios mendocinos, porque Mariana era y es una figura pública, en 1993 había sido coronada Reina Nacional de la Vendimia por Guaymallén. “Mi vida hasta ese momento había sido como un cuento rosa, aquél 8 de mayo de 2008, todo se oscureció y creí que jamás saldría de ese pozo”, cuenta Mariana quien accedió a dialogar porque “sé que ayudará a muchas familias”.

Mariana y su marido Mauricio, se conocieron cuando ella tenía 16 años y él 18, jamás tuvieron dudas que ese amor que les asomaba por los poros, duraría para toda la vida. Una vez que ella dejó sus atributos de reina, llegó el momento del casamiento y luego el nacimiento de su primera hija Lara. Nada estaba anticipado, pero el destino seguramente ya empezaba a escribir, el gran rol de esa niña en la historia familiar, como un propulsor de vida de sus padres. “Es imposible saberlo, pero si una ya puede, con tanto camino andado asegurar, que Lara fue una hija que nos obligó a levantarnos cada día, cuando nos sentíamos muertos con mi marido. Por ella había que sacar fuerzas de donde fuera y las sacamos, luego de la partida de Bauti, llegaron Toby y Emma, lo que siempre supimos es que nadie vino a reemplazar a nadie. Todos son únicos e irremplazables. En casa se habla de Bautista, nos acordamos de su cumpleaños, hasta hacemos chistes con que haría si él estuviera en tal situación, lógicamente hay lágrimas, pero el tiempo suaviza y aporta sabiduría para convivir con el dolor”, cuenta Mariana.

Síndrome Urémico Hemolítico

Bautista nació un 7 de junio de 2006, su mamá tiene un término para describir los momentos que habían pasado en Tunuyán, días antes de su fallecimiento. “Había chivateado muchísimo, lo que jugó en esa semana santa, era un niño feliz”, dice Mariana e inmediatamente cuenta cómo sucedieron los hechos. “El viernes 2 de mayo de 2008 Bauti comenzó con diarrea y vómitos, lógicamente nos pusimos inmediatamente en contacto con el médico. Vino a casa, lo medicaron por esos vómitos y el diagnóstico fue gastroenteritis, los vómitos se cortaron, pero él quedó muy decaído, muy pálido. Estábamos muy preocupados ese diagnóstico no terminaba de convencernos y el lunes le hicimos análisis de sangre. Los pidió su pediatra para quedarnos tranquilos que no había algo más, pero sí lo había.  A la tarde de ese día suena el teléfono fijo de mi cada (casa) y me dice el médico: Mariana ándate ya al hospital, Bauti tiene síndrome Urémico Hemolítico”.

El Síndrome Urémico Hemolítico (SUH) se contrae en la mayoría de los casos, por el consumo de carne mal cocida portadora de una bacteria, la Escherichia Coli (que vive en el intestino) productora de toxina Shiga (STEC). El síndrome afecta, especialmente, a niños de entre 6 meses y 5 años, es una enfermedad grave, caracterizada por el daño agudo que sufren los riñones, asociado a alteraciones en las células de la sangre. Trombocitopenia (reducción de plaquetas, necesarias para formar los coágulos) y anemia (causada por ruptura anormal de glóbulos rojos). Los síntomas aparecen entre las 48 horas y los 6 o 7 días desde que se infectó la persona con la bacteria. En la actualidad no hay un tratamiento específico para asegurar la cura, aunque sí avances científicos para encontrarla.

“Conocía perfectamente de lo que me estaban hablando cuando dijeron Síndrome Urémico Hemolítico, una compañera de trabajo había tenido su nena con el síndrome y estuvo muy muy mal. Desconozco como llegamos al Hospital Español, y de ahí nos estaban esperando para decirnos que fuéramos urgente al Notti. Si hago memoria me veo sacando un pañuelo a través de la ventanilla del auto, llegamos y nos estaban esperando, inmediatamente lo internaron y había un gran problema, él no orinaba. De ese momento recuerdo con absoluta nitidez su voz diciéndome mientras se iba en la camilla: te amo mamá, te amo mami. Luego vinieron intervenciones para ayudarlo con sus riñones, pero el virus avanzaba, se complicó la ubicación de un catéter en su cuellito, y la verdad todo empezó a desmoronarse. Aunque teníamos toda la fe del mundo, cuando salían a dar los informes de terapia y nos dejaban para el último, sabíamos que todo empeoraba. En algún momento se habló de muerte cerebral, pero yo ingresaba le cantaba su canción favorita, la del pollito pio pio y los aparatos se movían. Mi hijo me seguía escuchando y espero se haya ido con el sonido de esa canción. Murió el jueves 8 de mayo de 2008, el dolor es indescriptible, me dolía tanto tanto que sentía que me salía del cuerpo, te culpas, te decís internamente que podría haber hecho para evitarlo. Pero el sabio tiempo te enseña a no buscar más respuestas, sino a tomar ese dolor cargarlo y desafiarte a alivianarlo para poder uno sobrevivir y no morir allí”, cuenta con gran valentía Mariana acompañada en la nota para ElNueve.com todo el tiempo de su marido.

Duelar, procesar

“Tengo el privilegio de tener amigos y familia que se pusieron en la trinchera para apuntalar el dolor. Con mi marido teníamos algo claro, no podíamos arrastrar a nuestra hija a ese maremoto. Bauti murió un 8 y el 26 era el cumple de Lara, lógicamente se lo festejamos, no sé cómo hicimos, pero ahí estábamos de pie. Yo hice todo lo que puedas imaginar para trabajar el dolor, y pasé por todos los estados, desde perder completamente la fe a aferrarme a ella como si fuera mi tabla salvavidas. Iba a misa antes del trabajo, leía libros, fui a la psicóloga, al psiquiatra, creo que tomé un poco de aquí y de allá y especialmente me abracé a la familia, al amor. Le buscamos una psicóloga especialista en niños a Lara. Nos preocupaba mucho ella, pero la devolución que nos hicieron es que había tenido un duelo muy sano, ella hablaba de su hermano no ocultaba el tema. Y si algo puedo aconsejar a quienes pasan por cualquier tipo de duelo, es que no elijan no hablar más de esa persona, todo lo contrario, se fue físicamente, pero esa persona será toda la vida parte de tu familia de tus afectos. En nuestra familia Bauti murió físicamente, pero Bauti nos habita en miles de maneras, tendríamos que hacer una nota aparte para contar hasta momentos místicos por así llamarlo. Solo sabemos que su presencia es energía protectora, sanadora y que vamos a ver la otra mitad del tapiz de esta historia, cuando atravesemos nosotros el puente”, dice Mariana con mucha certeza.

Educar

“Un párrafo aparte con lo que nos pasó con Bauti, fue el cariño de la gente, en Mendoza la Reina Nacional de la Vendimia es una figura pública, pero lo que recibí fueron demostraciones de afecto absolutamente inesperadas. Por un lado, los medios pusieron en agenda en esos días hablar del síndrome urémico hemolítico. Pensé lógicamente crear una fundación, pero no me dio la energía, no podía, mi prioridad era mi hija y reconstruir la familia. Hoy leyendo “Blanca” el libro que Benjamín Vicuña, acaba de sacar hablando de la muerte de su hijita, pude entender que mi marido pasó por un momento muy similar. En nuestra familia Mauricio puso en pausa su dolor, porque era momento de contenernos, ya lo ha trabajado y pero hay roles en los duelos y surgen naturalmente” dice Mariana.

“Respecto a educar o prevenir, sobre el síndrome hice de todo, y la gente se contactaba conmigo como podía y me hacía llegar denuncias. Imaginate que no había redes, encontraban mi teléfono y me decían, por ejemplo, en el supermercado donde trabajo apagan las heladeras. O donde venden pollos en tal lugar los lavan con lavandina, empecé a hacer denuncias, muchas. Soy abogada y por suerte sabía cómo canalizarlas, pero cuando mirás, solo estás tapando el sol con un dedo, al día de hoy poco ha cambiado. Las cadenas de frío se siguen cortando, especialmente en lo yogures que tanto consumen los más chiquitos. También no se habla de lo que pasa con la carne, los sistemas de faenamiento de los animales son un foco de infección, no hablamos de que carne queda en el mercado interno y cual se comercializa. Mendoza está entre los primeros puestos de síndrome urémico hemolítico, las muertes incluida la de mi hijo, no modificaron situaciones muy riesgosas para contraer la enfermedad.”, asegura Mariana.

Su feliz presente

Tres años después del fallecimiento de Bau, llegó Toby a sus vidas, y posteriormente Emma. “Son hijos que llegaron deseados y buscados, cuando sentimos que la familia debía expandirse porque había amor. Hoy Lara tiene 20 años, y Toby y Ema tienen 11 y 9 respectivamente.

Soy abogada como comenté y mi marido es ingeniero en sistemas y enólogo, mi hija más grande Lara está estudiando ingeniería en Recursos Naturales y este año salió electa Virreina de la Ciudad de Mendoza. Ella es un ser especial, le gusta cantar, es una super artista, una persona ambientalista de novia con un ser también de luz.

Somos una familia muy feliz, tenemos a Oli, que es una salchichita medio trucha, y dos gatas, una grande y una chiquitita que adoptamos ahora hace poquito. Amamos los animales, tratamos siempre de ayudar al que podemos y respetar la vida de todo ser sintiente. Mis hijos más chicos van a sexto y cuarto grado, a Toby le gusta jugar el fútbol y a Ema bailar.  A mí me encanta hacer deporte, salgo a correr sola, es mi momento, me pongo una musiquita y me voy a correr por ahí. Así es nuestra vida, somos a pesar de todo lo que pasó y del dolor que llevamos dentro, muy felices. Nos divertimos, reímos, y lo que duele, dolerá toda la vida, pero entendés justamente que congelarla sería injusto. Que hay razones sin respuestas, pero lo que sí podemos es vivir y construir felicidad.

“Creo mucho en el infinito, y en las vueltas de ese infinito universo, Bauti murió un 8 del 2008, el 8 es un número mágico para mí, es la eternidad y nada es casual, a 17 años de su nacimiento que da 8, estoy dando esta nota. Hablar de él en este año, es abrazarlo infinito, y mi abrazo a cada familia que sufrió una pérdida, sepan, hay un regreso siempre, un reencuentro, una presencia y aún en el dolor, felicidad”.

 

 

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