Explotamos y decimos lo peor al otro sin pensar en las consecuencias; nos callamos lo que sentimos y lo llevamos de forma irremediable al cuerpo; necesitamos expresar la tristeza pero nos sentimos impotentes al no poder lograrlo…Estas y otras tantas experiencias las vivimos a diario, hasta quedarnos en piloto automático a la hora de ahondar fuerte en nuestros sentimientos y necesidades.
Por ello, la licenciada en psicología Noelia Centeno (columnista de Primeros Auxilios Emocionales- podés leerlos todas las semanas en ElNueve.com)
Contó “desde chicos nos acostumbraron a no sentir: ‘no grites’, ‘no te enojes’, ‘no digas eso’…y así miles de ejemplos que fueron limitando nuestra capacidad de escucha. Vivimos y crecimos con ese discurso. Todo lo que tenía que ver con el sentir, como la vida misma que nos tocó en gracia lo fuimos apagando. Nos sentimos mal y no sabemos qué nos pasa porque no nos escuchamos”.
Mucha gente no saber qué es la gestión emocional. Nacemos con cinco emociones básicas: la ira, la tristeza, el desagrado, el miedo y la alegría. Nacemos con ellas, que son mensajeras y protectores de lo que sucede a nuestro alrededor.
Estas emociones que tienen una base fisiológica a lo largo del tiempo pasan al plano del pensamiento por la cultura, la educación y los mandatos socioculturales, anulándolas, pero no significa que no las sintamos, las vamos apagando pero resurgen de otras maneras que nos hacen daño.
Lo primero que tenés que hacer es conectarte con lo que te pasa: enojo, tristeza…lo que sea. Porque si lo bloqueamos, termina saliendo ese enojo (por ejemplo) de manera desmesurada. Quien tiene una explosión de ira, acumuló en el tiempo y sale de la peor manera. Lo que nos hace sentirnos bien en el mundo es poder desarrollar nuestra inteligencia emocional.
Distinguiendo que no existen emociones buenas o malas, las emociones se sienten. Respecto a las emociones displacenteras entender que no son enemigas, muy por el contrario aparecen para decirnos algo: como no nos gusta sentirnos mal miramos para otro lado. Y es ahí en donde tenemos que escucharnos, respondernos e indagar sin miedo qué estamos sintiendo. Hacer esto es más sencillo para poder ver la realidad exterior y lo que me cuento de todo eso y en cómo lo siento.
La profesional estuvo con el equipo de Cada Día. Mirá la nota