Un informe que publicó Hipertextual señala que el momento de la ingesta, cuando comemos, es tan importante como lo que comemos y de qué manera lo hacemos.
El culpable de ello es nuestro ritmo circadiano, el reloj biológico interno que controla a los seres vivos. En el caso de los seres humanos, este reloj, entre otras muchas cosas, también determina qué hará el cuerpo con los alimentos que digerimos según la hora que sea.
Desde el sueño a la propensión para la actividad física, pasando por nuestro metabolismo digestivo, el ritmo circadiano controla todos los aspectos de nuestra vida. La luz es el "interruptor" que regula este control temporal interno mediante la hormona melatonina.
Esta desencadena una serie de respuestas metabólicas en nuestro cuerpo permitiendo que llevemos ritmos cotidianos regulares. Además de cumplir con una dieta equilibrada, debemos hacerlo en la hora adecuada. La nutricionista, Marta Garaulet, señaló a Hipertextual, que se cumplen las premisas del viejo refrán:
"desayuna como un rey, come como un príncipe y cena como un mendigo"
Por su parte, la bióloga molecular, Maria Paz Carrasco Benso, señaló: “evitemos comer dulces por la noche, ya que, según los hallazgos de nuestro estudio, a esas horas se da de forma natural una menor sensibilidad a la insulina en el tejido adiposo”.
Garaulet también señaló que “si tenemos un sueño fragmentado o dormimos poco, menos de siete horas, engordamos”.