(Por Noelia Centeno, Lic. en Psicología)
La mente siempre suele estar mirando lo que hacen los demás. Y en la observación de los demás, nace la comparación. Si alguien tiene el pelo largo, entonces uno se compara como es su pelo, si mejor o peor, si es más alto, o menos, más blanco u oscuro. Y así se pasa la vida más atento al otro que a uno mismo.
Las personas observan siempre qué les falta.
La comparación es el juicio de valor que se hace con aquello que se cree que, si se obtiene, entonces se podría ser más feliz. Pocas veces las personas se comparan en positivo. Por lo que la comparación por lo general es en negativa.
Y si la comparación es negativa, parte de pensamientos feos sobre uno mismo, por lo que cuando las personas se comparan, por lo general, se sale perdiendo.
La comparación es enemiga de la autoestima porque cuando tu mente compara, usa palabras como “tendría que” … “si hubiera” … “si tuviera”.
La comparación en definitiva te suele poner en el lugar de insuficiencia. Cuando las personas se comparan se suele pensar que algo ha ido mal por lo que se ponen por debajo del otro. Compararse conecta con tus inseguridades, con tus carencias.
Que fortalezcas la autoestima. Que cuando te encuentres comparándote, sintiéndote menos, realmente pienses si te mereces hacerte ese daño y ponerte por debajo de quien te estás poniendo.
Pone foco en tus potencialidades, estoy segura de que tienes un montón. Pone foco en lo que vos te hace sentir bien, independientemente de lo que dicen los demás, trabaja en vos para sentirte mejor. Que la única comparación que realices sea la de vos mismo o misma con vos mismo o misma en tu mejor versión.
Podes leer más en mi Instagram. @noe_centeno_
Y escuchar mi podcast en Spotify: cinco minutos de psicoterapia.