Un grupo de investigadores de la Universidad de California analizó el parecido físico de los perros con sus amos y determinó que las personas tienen tendencia a elegir caninos que se parecen a ellos físicamente. Incluso detectaron que el proceso es muy similar al que se sigue a la hora de buscar pareja.
Michael Roy, de la Universidad de California, fotografió a perros y dueños por separado en un parque, y pidió a los voluntarios del estudio que intentaran relacionar a los animales con sus respectivos humanos. A pesar de no contar con ninguna pista adicional, los aciertos fueron muy altos. Este resultado se ha venido repitiendo en siguientes pruebas similares.
Más allá de las similitudes obvias (pelo largo, cuerpo grueso), se descubrió que había una gran relación con la forma de los ojos. De hecho, cuando en las fotografías se tapaban los ojos, el número de aciertos al relacionarlos descendía significativamente.
La explicación podría ser que es más confortable tener un perro que, de alguna manera, nos recuerde a nosotros mismos. Cuestión de ego, familiaridad. Lo curioso es que el proceso es similar al de cuando buscamos pareja, pues las personas tendemos a intentar encontrar a alguien parecido a nosotros mismos en mayor o menor medida.
Esta relación va más allá de lo físico, pues también hay teorías que conectan el comportamiento de los perros con rasgos de personalidad de sus dueños (ser más o menos extrovertido, por ejemplo).
Si se parecen a sus amos y actúan como ellos, no es extraño por qué se los considera los mejores amigos del hombre.
¿Vos estás de acuerdo con este experimento?