Dos jóvenes llegaron a Mar del Plata con el sueño de convertirse en los primeros miembros profesionales en sus familias. Ahora venden pañuelos en la calle para costear sus gastos elementales y los de la universidad.
Tomás Videla tiene 22 años, es de Santa Rosa y estudia arquitectura, según cuenta el diario La Capital de Mar del Plata. Mientras que Axel Coronel tiene 24 años, es de San miguel del Monte, Buenos Aires y sigue psicología. Ambos se conocieron en un hostel de “La Feliz”, y ahora comparten vivienda, anhelos y trabajo.
“Nosotros sabemos lo que queremos: estudiar y recibirnos. Así que no nos vamos a rendir, aunque la situación se ponga difícil”, dicen.
“Muchas veces nos pasó que no nos alcanzaba para comer, así que no había excusa, algo teníamos que hacer”, reconocen.
“Estuve trabajando en una carnicería diez horas por día”, reveló Axel, y agregó: “Apenas me alcanzaba para vivir y no llegaba con el estudio y la cursada, pensé que tenía que hacer otra cosa mientras estaba parado en una esquina y veía a una persona que vendía pañuelos”.
“Cuando recién empezás sos tímido, cuesta acercarse a los autos para ofrecer los pañuelos y es difícil también sentir la indiferencia de mucha gente”, manifiestan los chicos. Al incorporar los carteles que los identifican, las ventas no sólo mejoraron, sino que hasta se estableció un intercambio con los conductores. “Te preguntan en qué año estás, el profesor de una materia o hasta llegás a intercambiar alguna idea. Es que los carteles hicieron que todo cambiara y que vendamos más”, relataron.
“Los dos pensamos parecido, hasta soñamos con proyectos a futuro cuando nos recibamos. Mientras tanto transitamos el día a día haciendo frente a lo que nos toca, pero seguros del camino que queremos transitar”, dijeron.
“Hay gente que nos dice en la esquina: no aflojen. Y eso es una ayuda para seguir adelante y cumplir nuestro sueño: ser universitarios”.
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