“Hernán tenía miedo de subir al submarino, lo hizo por sus compañeros”

Por: Marina Correa

“Si cierro los ojos, escucho exactamente la charla que tuvimos con mi hermano, él me dijo que tenía miedo de subirse al submarino (el ARA San Juan) en la última misión, porque le habían detectado 33 fallas después de ser reparado. El diálogo fue en junio de 2017, 5 meses antes de la tragedia que terminó con la vida de mi hermano menor Hernán. Nos contó incluso que, en mayo de ese año, los habían mandado a navegar y regresaron rápido, porque durante una hora los persiguió un submarino inglés. Por esa situación, debieron estar durante una hora en silencio. Un 24 de octubre, un día antes que ellos salieran al viaje que los levaría a los 44 a su muerte, hablé con él por teléfono y me dijo que estaba mal, que era mucho tiempo la duración del viaje y que era mucho para el fierro (por el submarino). Le dije bajate, bajate, y él me contestó que no sabía que les pasaba a los jefes, que algo querían demostrar supuestamente al presidente. El 8 de noviembre cuando habían hecho escala en Ushuaia, lo vuelvo a llamar y ahí me dijo que estaba todo bien, pero luego que todo acontece me entero por mi cuñada, que él se descompuso en Ushuaia. Mi hermano hasta estuvo en el hospital, y Marcela me cuñada, le dijo que se tomara un avión y se volviera, pero eso era impensado conociéndolo a mi hermano.  Él era el jefe de máquinas del ARA San Juan, y no se hubiera perdonado dejar a sus compañeros, en más voy a contar algo que poco se sabe. El ARA San Juan se quedó pegado al piso marino dos veces no puedo decir exactamente dónde y mi hermano lo sacó a flote. Mi sobrino me dijo algo que me ha quedado grabado: tío, mi papá no se bajó del submarino, porque creía que lo iba a sacar una tercera vez. No pudo y hay responsables de esas 44 muertes, ellos no debieron nunca hacer una misión en esas condiciones”, así empieza la charla que en exclusiva tuvo ElNueve.com con Claudio Rodríguez, hermano del submarinista Hernán Rodríguez, muerto en el ARA San Juan.

Escapar a la pobreza

Hernán y yo nacimos en General Alvear, pero cuando yo tenía 7 años y Hernán 2, mi mamá y papá se separaron y nos fuimos a vivir a Real del Padre, que es un distrito de San Rafael pegado a Alvear. Ahí vivimos siempre, mamá (Tita) trabajaba en una fábrica conservera, incluso se jubiló ahí, pero no siempre alcanzaba, hemos pasado muchas necesidades y por eso el estudio siempre fue una insistencia de mamá. Y también tuvieron un rol fundamental en nuestra crianza mi abuela materna Blanca y su hermano, mi tío Luis. Mamá por suerte encontró luego un buen hombre, que es Tercilio Moyano y es mi viejo de corazón, llevan 40 años juntos. De esa unión nació mi hermano Ezequiel que vive en Real del Padre yo actualmente en General Alvear. Y por el lado de mi padre biológico tengo 2 hermanas más que viven en España. “Nuestra vida con Hernán fue dura, éramos muy humildes, de chiquitos cosechábamos, atábamos la viña, y siempre nuestro vínculo fue como si fuera de alguna manera además de un hermano, un hijo. Cuando cumplió 19 años se fue estudiar a la Escuela Mecánica de la Armada Argentina, era una forma de buscar otro futuro y salir de la malaria. A Hernán de chiquitito lo peinaba, le hacía hacer la tarea, lo mandaba a la escuela y lo iba a buscar. El día que decidió irse a probar suerte para estudiar mecánico de motores de submarinos me pidió permiso, le dije que si le gustaba que lo eligiera. Hernán estuvo 25 años en la Armada y fue mecánico submarinista por 20 años y 10 años en el ARA San Juan, en el 2016 le dieron un premio por ser uno de los submarinistas que más años llevaba en el ARA. Tuvo una muerte innecesaria, pudo escapar de un destino de pobreza, pero no escapó a la miseria humana que lo condenó a muerte por malas decisiones”, cuenta con gran tristeza su hermano.

“Mi hermano podría estar vivo”

En el 2013 según el relato de Claudio Rodríguez, su hermano Hernán tuvo la oportunidad de bajarse para siempre del ARA San Juan, fue después de un viaje a la Antártida es Islas Orcadas. “Los sueldos que pagaban no eran buenos, él durante la licencia por ese gran viaje a la Antártida, probó suerte en el petróleo, pero no funcionó. Él amaba lo que hacía, pero era consciente que no navegaba con las condiciones de seguridad adecuadas y ya por entonces tenía miedo. Sí se entusiasmó mucho cuando el ARA tuvo una reparación, pero cada 14 meses el submarino debía ir al dique seco a ser revisado y cuando se hunde el ARA, llevaba 44 meses sin revisión. En ese viaje donde mueren, habían ya tenido un incendio de batería, si pasa eso la orden debió ser quédense arriba a flote, piden un auxilio y no sé hasta un barco pesquero chino los podría haber sacado de ahí. Pero no, les dijeron que siguieran a Mar del Plata, ahí entonces es cuando cabe la culpabilidad de lo sucedido al personal de la Armada, desde el jefe hasta los grandes capitanes. Un tribunal de guerra destituye a uno de los capitanes de fragata, le sacan las tiras lo vuelven a civil, por haber tenido la responsabilidad máxima y a los otros le dan días de prisión. O sea que le cortan la carrera en la Armada, pero eso es todo, nadie preso hay muchísimos responsables más libres. Mi comparación es la siguiente, es como si un avión se está prendiendo fuego antes de salir de la pista, y desde cabina le dicen que emprenda vuelo nomás. Es lo que decía mi hermano, que porque los mandaban a navegar si no estaba el submarino apto para hacerlo. Está firmado por uno de los capitanes que el ARA San Juan no podía navegar a más de 80 metros de profundidad, sabe dónde cayeron a 950 metros. El submarino quedó en el lecho de mar contraído y toda la parte externa desparramada, los cuerpos se estima se pulverizaron por la presión del agua. Siempre pienso si hubiesen mandado un barco testigo ante cualquier eventualidad, ellos no estarían muertos. Entonces, la responsable directa es la Armada Argentina e incluso el ministro de Defensa de ese momento, los familiares seguimos litigando, yo los quiero ver presos, aunque eso no me regrese a mi hermano”

“Si a las 72h no damos señales de vida, hagan lío”

El día del cumpleaños de Claudio Rodríguez, el 16 de noviembre (de 2017) sonó el teléfono y su esposa le dijo que del otro lado de la línea estaba la pareja de Hernán desde Mar del Plata, donde vivían. “Me estaba bañando y me dice mi mujer que es urgente, entonces mojado tomo el teléfono y le digo riendo a mi cuñada, que tanto apuro por decirme feliz cumpleaños. Pero la vida se me detuvo, me dijo: Hernán se perdió. Él nos había dicho siempre, que si pasan 24 horas sin que se contactaran nos preocupáramos, pero si pasan 72 que hiciéramos mucho lío. Lógicamente como te contaba, todo de ahí en más fue un caos, organizamos el viaje a Mar del Plata y llegamos con mamá a la Base Naval donde estaban todos los familiares. Vi cosas que no las olvidaré en la vida, madres sentadas frente al mar, esperando ver aparecer el submarino, fue la semana más dura de mi vida. Lloré tanto que me sequé por dentro. A la semana de estar allí, dijimos con mamá listo volvamos, había una única verdad, estaban muertos ya no había oxígeno. Una parte de mi quería creer que estaban en alguna isla perdidos, pero era la parte que fantasea en un duelo, la que se niega a procesar la verdad. Luego llegó la noticia que ya no los buscaban más, y luego mirá lo que son las cosas, yo lo tomo casi como una señal de mi hermano, para el día de mi cumpleaños, casi terminando y empezando el 17 de noviembre de 2018 nuevamente mi cuñada al teléfono. Los encontraron me dijo, yacían a 950 metros.

Las premonitorias palabras del Papa Francisco

“Nosotros sabíamos que el submarino iba a aparecer, en 2018 fui un mes a España a ver a mis hermanos, vendí un auto y viajé con mi señora que es maestra como yo. Allá nos invitaron a pasear y terminamos en Italia, pero no solo ahí, sino que como si fuera un milagro, sin para nada programarlo, terminamos viendo al Papa. Estuvimos más de una hora con él, obviamente al saber era hermano de uno de los tripulantes del ARA, tuvo esta consideración de atenderme. Aquí vienen las palabras del Papa Francisco que aún hoy dan vueltas en mi cabeza, él me miró a los ojos y me dijo: están todos fallecidos, pero los van a encontrar. Lo dijo con mucha certeza, eso fue un 4 de agosto de 2018 y el 17 de noviembre los encuentran. No sé qué información manejaba el Papa, pero cuando me lo dijo sentí un alivio tremendo, por eso cuando llegó el llamado de mi cuñada yo sabía que iban a hallarlos.

El video de cómo está el submarino, dura 6 horas, lo vimos con mamá, en un juzgado en Mendoza, vimos los restos como quedaron, de qué manera están, nos apoyaban dos psicólogos. En un momento mi madre me mira y me dice: ¿no sufrieron mucho hijo verdad?  Qué le iba a decir, que no. Pero me atormenta mucho pensar en esos 12 o 13 minutos mientras iban cayendo al fondo marino, que es lo que calculan los expertos, que hizo mi hermano y sus compañeros. Si iban rezando, si se les pasó la vida entera porque sabían era su final. Hernán era muy objetivo en lo que iba a pasar, así que esos 12 minutos que han ido cayéndose y apretándose el submarino, me imagino que deben haber sido muy fuertes, muy trágico seguramente. Conociéndolo a Hernán seguro pidió a Dios que nos cuide a nosotros acá afuera. Hoy sus cuerpos son sal en el mar, hice una poesía sobre eso, porque nos explicaron los cuerpos a tanta presión y con el agua que entró se disolvieron, desaparecieron, se desvanecieron. No quedan ni los huesos, lo que te puedo asegurar es que Hernán está en la suya, cuando era chiquito todo el tiempo te descuidabas y se metía al zanjón. Amaba andar por el agua, era literalmente un pescadito, para nosotros él sigue navegando”, dice con mucho dolor su hermano.

“El mejor reconocimiento es que se sepa la verdad”

“Tengo un sobrino hermoso, es el calco de mi hermano, el Panchito, está altísimo estudio sociología, un gran lector. Él vive en Mar del Plata, pero o viene o nosotros vamos. Siempre con él o con sus amigos, nos acordamos que Hernán era de hacer chistes todo el tiempo, Para nosotros en casa siempre hay una anécdota que alguien recuerda de él. Mamá en especial a sus 78 años, cada 20 de junio saca la bandera y la pone con orgullo en la puerta de casa, así recuerda a su hijo, porque es como si le quisiera gritar al mundo, aquí vivió un héroe de la patria. Bueno, la bandera que le dio el Estado Argentino por mi hermano, mamá me dijo si la quería yo, pero se la entregamos a una Cooperativa que hay en Real del Padre. Ahí hicieron un submarino a escala y la tienen en un cofre, para que todos sepan, el pueblo tiene un héroe y es importante las generaciones más jóvenes conozcan esta historia. Que no quede romantizada, sino como una herida que se debe reparar con justicia, porque el mejor reconocimiento para Hernán y sus compañeros es que se sepa la verdad”.

Al ser docente al himno lo escucho mucho, y cada vez que llega la parte de juremos con gloria morir, se me viene la cara de Hernán. Cuando empezó a caer el submarino, también imagino pueden haberse tomado de las manos y haber cantado el himno, te juro que los escucho. Se murieron 44 personas, y se perdió un arma de guerra única, hoy el país no tiene armas submarinas, nadie nos cuida. Pueden pescar como se les da la gana los chinos o quienes fueran, se hacen la joda en nuestro continente marítimo. Muchos de los changos que murieron, venían de extracción muy humilde, de fincas, montañas, de la selva, cumplían su sueño de cuidar la soberanía. Ellos habrán muerto con gloria, cuando su país los honre encarcelando a los responsables de morir aplastados y ahogados. Una escuela en Villa Atuel (San Rafael) lleva el nombre de mi hermano, me llena de orgullo claro, pero ese prócer y sus compañeros, merecen además de reconocimiento, justicia”