Psicología

Hambre emocional: ¿cómo evitar comer por angustia?

Qué escondemos detrás del hambre emocional, cómo diferenciarlo del real, cómo detectarlo y controlarlo.

Por
Perfil autor
Redacción ElNueve.com
14 de marzo de 2022 | 22:30

(Por Eva Rodríguez) 

Desde el principio de los tiempos tenemos una relación íntima con la comida. Los hombres de las cavernas vivían por dos objetivos: comer y no ser comidos. La existencia del Homo sapiens gira en torno al alimento desde hace medio millón de años. O sea, somos amantes de la comida desde siempre y es una necesidad fisiológica.

Interioricémonos en el tema: el bebé nace, llega a la vida y su primer reflejo después de llorar y pedir calorcito es el de succionar. De alguna manera mágica nacemos y sabemos comer por instinto.

La mamá (o quién sea que materne) le da la teta (o la mamadera) e inicia una asociación mental en el bebé: el bebé nace, llora, toma teta y esto, para él, significa amor. Lo interpreta así: “Me dieron la teta significa que me van a cuidar, me aman, soy deseado en el mundo, me siento seguro, protegida y me calmo”.

Ahora, reflexioná si cada que te das un atracón lo que estás buscando no es, en realidad, amor, protección, tranquilidad.

El acto de comer

El acto de comer para el ser humano no es solo el acto de comer, sino que está asociado a una experiencia vital de supervivencia que, además, nos gusta mucho porque genera placer. También es una experiencia emocional a través de la cual desde el primer día que naciste te dijeron te amo con la comida.

El verbo comer está inconscientemente relacionado con el verbo amar y vivir. No por nada se dice que la cocina es el corazón del hogar o que comer pone contento a tu
corazón o que no hay ninguna pena que el chocolate no cure.

El hambre emocional

Es normal sentir hambre emocional. El comer es una experiencia emocional y, por ende, de tanto en tanto, puede que “usemos” la comida para procesar alguna emoción. Pero pensá que con la comida tenés una relación más intensa que con cualquier otra cosa con la que te vayas a relacionar en tu vida, más que con tus hijos y con tu pareja. Si esta relación es intensamente patológica tenés un problema.

Muchas veces lo que en realidad estamos comiendo son nuestras propias emociones. Literalmente hablando, sentimos desamor y comemos. Sentimos alguna emoción negativa como dolor, enojo, miedo y comemos. Sentimos cansancio y agobio y comemos. En lugar de tomarnos el tiempo que requiere resolver cualquiera sea el problema por el que estamos atravesando, nos entregamos al efectismo que tiene la comida y su poder maravilloso de hacernos sentir recompensados (fenómeno que ocurre químicamente en tu mente: al comer tu mente libera hormonas de bienestar).

Sentimos así que el problema está resuelto, pero por un ratito. El problema originario no se resolvió y ahora se le agregó otro problema que es el de la culpa por comer mal.

Por eso es importante que podamos darnos cuenta cuando es hambre real y cuando es hambre emocional para controlar lo más que podamos esta situación.

Discriminemos hambre real de hambre emocional:

Hambre emocional:

*Urgente: no puede esperar, no puede postergarse, tiene que ser ya. La sensación es que la comida me controla, no de que yo estoy en control de la comida.

Desde el punto de vista psicológico seguramente hay algún aspecto de la vida en el que se percibe una pérdida de control
(esto lo tendrá que pensar cada uno: cómo está con su vida y si hay algún punto que quisiera mejorar, como por ejemplo,  separarse, cambiar de trabajo, aprender a amarse, superar un abuso) y en lugar de solucionar ese tema, lo resuelve más fácil, se lo come.

*Pérdida de control. No somos conscientes de lo que hemos comido, cómo lo hemos comido, si lo hemos disfrutado o saboreado. La comida es triturada y deglutida, pero no saboreada.

Nunca en la historia de la humanidad habíamos tenido tanto acceso a la comida, supermercados, delivery’s. Ahora, con solo apretar un botón, la comida llega lista, caliente y servida en un plato a tu puerta.

Históricamente, los Homo sapiens pasaban días sin comer, luchaban e invertían muchísima energía en conseguir
la comida. Y hoy por hoy, no solo es superfácil, sino que todo está relacionado a la comida: reuniones, eventos, celebraciones, despedidas.

Las emociones asociadas al hambre emocional son culpa, frustración, ansiedad, sensación de pérdida de control, enfado, ira hacia uno mismo.


*El hambre emocional no responde a necesidades físicas, sino emocionales. No se come por hambre, se hace por dolor, tristeza, ansiedad, autocastigo, culpa. O mejor dicho, para no sentir estas emociones.

*El hambre emocional comúnmente pide atracones de comida calórica como azúcares, chocolates, platos calóricos, golosinas, alimentos refinados, harinas, comida que nos satisface mucho y obliga a invertir mucha energía en la digestión. No es común encontrarse con gente que te diga que no puede para de comer bastones de apio o cubitos de tomate. Esa energía que ponés en la digestión no la ponés en procesar tus emociones. Comer se transforma en una forma de no sentir.


*Comer emocionalmente no satisface. Podrías seguir y seguir comiendo, sin sentir si estás satisfecho o no.

Hambre real

*Aparece de forma gradual.

*No hay pérdida de control: se eligen los alimentos, se prepara el plato con tranquilidad, se planifica la comida, por ejemplo, decir “voy a esperar a que lleguen los invitados para cenar”.


*Existe la capacidad de elegir los alimentos a consumir, pensar y detenernos a sentir “qué tengo ganas de comer o qué es lo que me pide mi cuerpo”.


*Luego de comer, las emociones no son desagradables o contradictorias. Comer se siente bien y normalmente incluso provoca bienestar, relajación, alegría. Comer provoca satisfacción, la necesidad física está resuelta.

 
Pasos para controlar el hambre emocional:

  • Escuchar a tu cuerpo y aprender a identificar si tenés hambre real u hambre emocional. Antes de comer tomarte 5 minutos para detectar si era una emoción o hambre real.
  • Escuchar qué te pide tu cuerpo: fruta, agua, algo caliente. La comida realmente nutritiva no es la procesada e inventada. Algo que no crece en algún lado es comida que tendrá altos grados de azúcares y, por lo tanto, será una gran recompensa para tu cerebro.
  • Si eventualmente te ocurre que te encuentras comiendo por una emoción trata de inclinarte por alimentos sanos, integrales, reales, frutas. Y es posible que al interrumpir la ingesta de azúcares o harinas el atracón emocional se corte.
  • Una vez que puedas contener los atracones emocionales, el paso que sigue es identificar que emoción es la que estás atravesando que te lleva a casi un atracón.
  • Siempre podes pedir ayuda profesional para entender tus emociones.

Mendoza +

chevron_left
chevron_right

Viral +

chevron_left
chevron_right

Noticiero 9 +

chevron_left
chevron_right

Lo Último