En agosto, la Dirección Nacional de Migraciones informó un intento de hackeo sobre sus redes informáticas.
Aseguraron entonces haber contenido el ataque sin embargo, un grupo informático de presunto origen ruso advirtió que había logrado robar parte del material alojado en los servidores argentinos.
Gran parte del ataque lo recibió el Sistema Integral de Captura Migratoria (SICAM) que opera en los pasos internacionales.
El foco se puso sobre el funcionamiento de los cinco pasos fronterizos terrestres sumados Ezeiza y Buquebus que podrían haberse visto afectados.
Los hackers, a los que se dio en denominar con el mismo nombre del software que usaron "NetWalker", lanzaron horas después del ataque una amenaza concreta: o se pagaba una millonaria suma en dólares (que con el correr de los días fue cambiando) o se hacían públicos los datos secuestrados.
Como Argentina no pagó, se publicaron los datos sobre el ingreso de repatriados, entre otras cosas, al país.
En el hackeo hubo una información sobre un posible agresor sexual que estaba en Mendoza.