Por alguna extraña razón pensamos que criticar es conveniente, lo asociamos con madurez, seriedad, responsabilidad y lo consideramos como sinónimo de sensatez. Como si fuera una buena muestra de amor.
La astrología es una tecnología antigua sin origen claro, y para su comprensión desde el principio de los tiempos se ha utilizado su vínculo metafórico con la mitología. En astrología no hay ningún planeta, ni signo vinculado a la crítica, no se relaciona con el pensamiento, ni con el orden, ni con la estructura.
Mitológicamente solo Momo; demonio hijo de Nyx diosa de la noche, representaba la burla, la ironía, la culpa y la crítica.
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Criticar es señalar lo malo, el incumplimiento de las expectativas, no hay críticas constructivas. El demonio de la crítica es el mismo de la culpa y de la ironía, es simple no se puede separar.
Cuando algo no nos gusta o no estamos conforme con las acciones de otros, debemos expresarlo poniendo énfasis en que es "nuestra opinión".
Para los antiguos antes de pronunciar una frase de disgusto era necesario predecirla del nombre propio, de esta manera el sello del nombre impedía invocar a Momo. Aunque suena a creencia básica y supersticiosa, si lo analizamos es una muy buena forma de asumir la responsabilidad de nuestras palabras.
Antes de hablar y realizar una crítica debemos considerar si estamos dispuestos a hacernos cargo de los resultados de ese acto. La palabra no es inocua, construye y destruye, y a veces mucho más que los actos.
Recuerda, antes de pronunciar tus ideas, sentimientos y opiniones, haz una pausa y revisa si estás dispuesto a aceptar las consecuencias y antepón tu nombre para bloquear la presencia de Momo.