Mendoza fue el set de filmación de un largometraje, un drama en clave de western, que trata acerca del deseo de venganza, pero también de la búsqueda de la verdad y el descubrimiento de uno mismo en el marco de imponentes escenarios naturales de Uspallata y las Minas de Paramillos.
Este largometraje, que aun no tiene título definitivo, es una coproducción entre la productora mendocina Oeste films, una de las principales motorizadores del cluster FILMANDES y las cordobesas Prisma cine y Malevo films, que constituye la primera coproducción entre las provincias de Córdoba y Mendoza, realizada con el apoyo del Polo Audiovisual de la Provincia de Córdoba, el Fondo de Transformación de la Provincia de Mendoza, la Municipalidad de Las Heras, las secretarias de Ambiente y de Cultura del Gobierno de Mendoza y el INCAA.
Se destaca la participación en el cofinanciamiento de varios empresarios locales como Sergio Astié y de la productora vasca Pausoka.
Cuenta con un elenco que reúne figuras consagradas como Daniel Fanego y Marcelo Melingo, con nuevas promesas como el mendocino Santiago Racca y talentos cada vez más conocidos como el cordobés Pablo Tolosa. También cuenta en su elenco con Guillermo Olarte y Florencia, una niña de Uspallata que debuta en la pantalla grande entre otros.
El equipo técnico destaca por estar integrado por profesionales cordobeses y mendocinos que demuestran el grado de madurés de la industria audiovisual del interior del país. El film, que prevé su estreno en 2019 está dirigido por Pablo Brusa, con guión escrito por Mario Pedernera y Hugo Curletto, la dirección de Fotografía a cargo de Gio y Bunny Coratto, mientras que la producción ejecutiva general corre por cuenta de Marcelo Ortega.
Oeste films y Prisma cine, realizaron una alianza estratégica hace poco más de un año y ya cuentan con 5 proyectos propios en desarrollo para ser producidos durante 2019 y 2020, entre ellos un largometraje en coproducción con el País Vasco llamado “El Vasco”, a rodarse en Córdoba y Mendoza durante el primer semestre de 2019.
El cabo Rafael Marquez cargó toda su vida con el estigma del abandono de su padre, declarado desertor por el ejército tras desaparecer sin dejar rastro cuando Rafael era todavía un niño. Años después, coincidiendo con el regreso al regimiento del Coronel Evaristo Santos, una mochila que perteneció a su padre, es dejada de forma anónima en el puesto de guardia del cuartel. Este evento lanzará a Rafael en una peligrosa búsqueda por desenterrar la verdad que lo llevará hasta un personaje misterioso que se autodenomina guardián de Qhapaq Ñan, el mítico camino de los incas.
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