Lluvias torrenciales devastaron ciudades cercanas a Atenas en Grecia. Las autoridades confirmaron al menos 16 muertos, varios desaparecidos, 17 heridos e incalculables daños materiales.
Este es el magro saldo de las lluvias torrenciales caídas ayer en varios municipios de la región capitalina de Ática, en el oeste de Atenas.
Las imágenes hablan por sí solas: autos arrastrados por las precipitaciones y hasta arriba de los techos de las viviendas, edificios inundados y calles destrozadas.
En algunos puntos el agua en el interior y exterior de edificios llegó a alcanzar los dos metros de altura.
El cuerpo de bomberos confirmó la muerte de 16 personas. La mayor parte de las víctimas fueron halladas en la localidad de Mandra, la más afectada de todas y situada a unos 20 kilómetros de Atenas, algunos en el interior de sus casas, y otros en los patios.
En pocos minutos las calles en Mandra se habían convertido en torrentes, no solo a causa de la lluvia, sino sobre todo de los desprendimientos de barro y rocas de las montañas cercanas, donde las precipitaciones habían comenzado mucho antes.
Las lluvias provocaron inundaciones también en los municipios de Mégara y Nea Péramos, donde algunas personas quedaron atrapadas en sus casas o en sus coches, y varias escuelas resultaron completamente inundadas.
Las lluvias dejaron sin tráfico carreteras y la autopista hacia Tebas, y los bomberos y equipos de rescate tuvieron que recurrir a lanchas para avanzar por las aguas.
El primer ministro, Alexis Tsipras, expresó sus condolencias a los afectados, declaró duelo nacional y aseguró que su Gobierno asistirá a todas las víctimas con celeridad, además de encargar una investigación para esclarecer las causas de la tragedia.
El Parlamento griego, por su parte, decidió posponer el inicio del debate en la Cámara, programado para el miércoles, sobre el dividendo social que pretende repartir Tsipras.