Al mejor estilo Quentin Tarantino en el film Bastardos sin Gloria, un tatuador paulista, capturó a un ladrón de poca monta que quería sustraer cosas de su estudio y le dejó un horrible tatuaje en la frente.
El joven delincuente ingresó a la casa creyendo que no había nadie. Mientras estaba buscando una bicicleta, el dueño de la casa, un tatuador, lo sorprendió por atrás y logró reducirlo. En vez de llamar a la policía, como probablemente haría cualquier persona en su lugar, el hombre decidió darle un castigo que nunca podrá olvidarse: Le tatuó la frente.
"Eu sou ladron e vacilão" (Yo soy ladrón y bobo) fue la significativa frase que le estampó en el rostro al temeroso muchachito, y todo el proceso quedó registrado en un video.
La Policía local detuvo al tatuador y a un albañil que lo ayudó y los imputaron por el crimen de tortura.
Mirá el increíble video
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