¿Qué resto de humanismo puede caber cuando los cuerpos de los muertos son cremados para evitar su consumo? ¿En qué lugar queda el vínculo con el otro si, de verdad, somos lo que comemos?
En esta despiadada distopía tan brutal como sutil, tan alegórica como realista, Agustina Bazterrica inspira, con el poder explosivo de la ficción, sensaciones y debates de suma actualidad.