Vida Sana

Emociones negativas: cuando el cuerpo grita lo que calla

Pueden tener un impacto profundo en nuestra salud física, afectando nuestras defensas naturales y debilitando nuestros órganos. En esta nota te contamos cómo el estrés, la ansiedad y la tristeza pueden socavar nuestro bienestar y qué medidas podemos tomar.

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Redacción ElNueve.com
29 de abril de 2024 | 18:26

Las emociones negativas son una parte natural de la experiencia humana, pero cuando se vuelven crónicas o abrumadoras, pueden tener consecuencias significativas para nuestra salud física y mental. El estrés, la ansiedad, la tristeza y otras tantas otras pueden actuar como un peso sobre nuestro cuerpo, debilitando gradualmente nuestras defensas y afectando el funcionamiento de nuestros órganos.

Como explica la psicóloga Noelia Centeno "en mi caso voy a opinar desde el punto de vista científico y psicológico, partiendo de explicar la ciencia de la psiconeuroinmunoendocrinología. La misma se trata de una ciencia que documenta desde el plano fisiológico la comunicación bidireccional entre la mente y los sistemas nervioso, inmunitario y endocrino y centra su estudio en el efecto del estrés en estos sistemas. Si no calmamos en su medida lo que pensamos, vivimos en estado de alerta. Ese estado de alerta, nuestro sistema inmune lo confunde con que hay un peligro, y se activa".

-¿Qué sucede cuando se activa?

Cuando ese sistema inmune tiene que "luchar"contra un virus o enfermedad, se encuentra agotado. Esto significa que hay que comprender que las emociones no generan enfermedades, sino que una sobreactivación de emociones displacenteras que a su vez conllevan una química, es como si debilitaran el sistema inmune, y éste deja de estar preparado para hacer lo que tiene que hacer que es defendernos de las enfermedades.

-¿Entonces no hay una correlación directa entre una emoción y una enfermedad?

Claro que no, sino que tenés más estresado el cuerpo, y se genera lo que se llama como "debilidad somática.

El estrés crónico es uno de los principales contribuyentes al debilitamiento del sistema inmunológico. Cuando estamos constantemente estresados, nuestro cuerpo libera hormonas como el cortisol en niveles elevados, lo que puede suprimir la función de nuestros sistemas inmunitarios. Esto nos hace más susceptibles a enfermedades e infecciones, y puede dificultar la recuperación cuando nos enfermamos.

La ansiedad la invitada menos querida

Además del estrés, la ansiedad también puede desencadenar una respuesta negativa en nuestro cuerpo. La ansiedad crónica puede desencadenar una cascada de reacciones físicas, como palpitaciones cardíacas, dificultad para respirar y tensión muscular. Estas respuestas constantes pueden poner una carga adicional en nuestros órganos y sistemas, debilitándolos con el tiempo.

La tristeza y la depresión también pueden tener un efecto perjudicial en nuestra salud física. Las personas que experimentan depresión a menudo tienen niveles elevados de inflamación en el cuerpo, lo que puede aumentar el riesgo de enfermedades crónicas como enfermedades cardíacas, diabetes y cáncer. Además, la depresión puede afectar nuestra capacidad para cuidarnos a nosotros mismos, lo que puede llevar a hábitos poco saludables como una mala alimentación, falta de ejercicio y abuso de sustancias.

Es importante reconocer el impacto que las emociones negativas pueden tener en nuestra salud y tomar medidas para mitigar su efecto. La práctica regular de técnicas de manejo del estrés, como la meditación, el yoga y la respiración profunda, puede ayudar a reducir los niveles de estrés y promover la relajación. Buscar apoyo emocional a través de amigos, familiares o profesionales de la salud mental también puede ser beneficioso para abordar la ansiedad y la depresión.

Además, cultivar hábitos saludables de estilo de vida puede fortalecer nuestro cuerpo y ayudar a protegernos contra los efectos nocivos de las emociones negativas. Esto incluye comer una dieta equilibrada y nutritiva, hacer ejercicio regularmente, dormir lo suficiente y evitar el consumo excesivo de alcohol y tabaco.

Reconocer y abordar estas emociones de manera proactiva es esencial para proteger nuestra salud a largo plazo. Al adoptar estrategias efectivas de manejo del estrés y cultivar hábitos de vida saludables, podemos fortalecer nuestros órganos y defensas naturales, promoviendo un bienestar integral en cuerpo

y mente.

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