Testimonios de vecinos de la familia de Sheila Ayala revelaron datos aberrantes que involucrarían a la pareja sindicada como asesina de la menor y especialmente a Fabián Ezequiel González Rojas.
Un vecino de los acusados relató que hace varios meses la propia Leonela Ayala había denunciado a su marido de haber “abusado sexualmente” de una hija de un matrimonio anterior de la mujer.
En el diario Página 12 recopilaron la declaración del vecino quien señaló que la propia Leonela, horas después de su denuncia, en medio de gritos y llantos, cambió su versión porque la niña, de ocho o nueve años, "sólo había sido sometida a sexo oral" hecho que no consideró "como un abuso sexual”.
Según señaló el medio, el vecino es Víctor Ariel Suárez, quien afirmó haber escuchado a Leonela Ayala, la tía de Sheila, detenida y acusada de ser co-autora del femicidio de la nena, “llorando y gritando” porque había sorprendido a su marido, Fabián Ezequiel González Rojas, “abusando de una nena”.
De acuerdo con esta declaración, la víctima del abuso sexual era otra niña y no Sheila. El testigo, un albañil de 34 años, que vive en Maestro Ferreyra 175, de San Miguel, en el mismo edificio, pero en otro piso, que habitaba la pareja imputada por el crimen de Sheila.
El episodio que narró Suàrez ocurrió hace unos “siete u ocho meses aproximadamente”, entre la noche de un sábado y la madrugada del domingo, cuando él se encontraba solo en su casa, porque su esposa y sus hijas estaban visitando a unos parientes.
En horas de la madrugada, cuando estaba durmiendo, se despertó al escuchar los gritos de una mujer que decía “abusó de mi nena, abusó de mi nena”.
El hombre salió de su casa para averiguar que pasaba y vio a Leonela Ayala, con su bebé en brazos, golpeando la puerta de la vivienda de Rosa Rojas, la tía de Fabián González Rojas.
Los testigos señalaron que le preguntaron a Leonela quien era el abusador de la nena y ella respondió: “Fabián fue”.
La escena, según dijo Suárez, fue presenciada por otro vecino, Serafín Alvarez y por su esposa, llamada Marina. Ante tal situación, el declarante fue a golpear en la casa de Gisele Aguirre, prima de Fabián, a quien le pidió que fuera a ayudar a Leonela, que estaba en medio de una crisis.
El testigo dijo que él trató de quedarse al margen de “este hecho tan complicado y familiar”.
De todos modos, desde su casa, en la planta baja, siguió escuchando lo que estaba pasando arriba. Relató que “Leonela le decía llorando y gritando a Rosa y a Gisele ‘me desperté y Fabián estaba abusando de la nena”.
La mujer, ahora detenida y acusada de ser co-autora del homicidio de Sheila, “lloraba desconsoladamente”, de acuerdo con el testimonio de Suárez. El declarante dijo que entró unos minutos a su casa y cuando salió, observó que había llegado también al lugar, Elsa Rojas, la madre de Fabián.
Suárez escuchó que todas las mujeres comentaban que “no sabían donde se había metido Fabián”, porque no lo encontraban por ningún lado, hasta que el testigo lo encontró en el estacionamiento del complejo donde viven todos.
La primera que lo encuentra allí al hoy detenido es Elsa, su madre, quien le dice llorando “qué hicistes hijo, que hicistes”, a lo que Fabián le respondió: “Me mandé una macana, llama a la policía que me lleve”.
Por la tarde, el testigo le preguntó a Rosa qué había pasado con Fabián, si lo habían detenido, y que ella le contestó que “Leonela cambió de versión y dijo que Fabián no había abusado de la nena”, hija de un matrimonio anterior, una niña que en ese momento tenía entre siete y ocho años.
Cómo Suàrez insistió con sus preguntas, sorprendido por el cambio producido en lo dicho antes por Leonela, “Rosa le terminó confesando que Leonela le había dicho que no fue un abuso y que Fabián le había hecho practicar sexo oral” a la niña “como si eso no fuera un abuso sexual”, motivo por el cual “el declarante insistió en que tenían que hacer la denuncia”, que de haberse concretado entonces, hubiera evitado el calvario de Sheila y su familia.
Según Suárez, él también le dijo a Rosa que había que denunciar a Fabián porque su presencia era “un peligro para todos los niños del barrio”, pero el hoy detenido siguió libre, sin problemas.