Está de vacaciones

El crudo relato de una argentina atacada en Ecuador

La joven se encontraba viajando por todo América y vivió un momento espantoso en esta ciudad turística.

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Redacción ElNueve.com
29 de diciembre de 2017 | 18:52

Una joven argentina que se encuentra vacacionando por América vivió un momento aterrador en Ecuador y decidió contarlo a través de sus redes sociales.

"Mi nombre es Andrea Carenzo, soy argentina y hoy estoy cumpliendo 31 años, y hace 19 días pensé que no iba a vivir para contarlo...". Así comienza el relato de Andrea en Facebook.

En su testimonio, la rosarina, detalla específicamente lo que le sucedió durante su paso por Ecuador.

La joven se la pasó viajando por América casi todo el 2017. Junto a su novio, pasó por Estados Unidos, México, para luego visitar otros países de Centroamérica y llegar hasta el Pacífico por Colombia y Ecuador, donde a principios de mes la pasó realmente mal cuando decidió hacer un paseo sola por el cerro Mandango, en la zona de Vilcabamba, provincia de Loja.

En su testimonio, contó que dos hombres la atacaron por la espalda con claras intenciones de robarle. Pero que no quedó solo en eso el ataque, ya que le robaron la cámara fotográfica y el peor escenario se dio cuando intentaron sacarle la mochila. Esta es la carta completa de Andrea, en la que además de expresar su sufrimiento, resalta el maltrato que autoridades ecuatorianas y la falta de contención del Consulado Argentino en Guayaquil:

La carta que compartió Andrea

"Esta es mi historia, trataré de ser breve y no entrar en tanto detalle, para que no se aburran de leer. La comparto porque quiero que a nadie más le pase esto, y porque, obviamente, quiero que se haga justicia.

El jueves 07/12/2017, en el pueblo de Vilcabamba, provincia de Loja, al sur de Ecuador, subí sola al cerro Mandango. Al llegar al mirador, me encontré con dos jóvenes, quienes me atacaron por la espalda. Uno de ellos, me puso una cuchilla en el cuello y me tapó la nariz y la boca al grito de “Dame la mochila porque te mato hija de put#!!!”. El segundo acompañaba amenazándome con otra cuchilla.

Forcejeando con el que me sometía y amordazaba, porque no podía respirar y tratando de zafarme para poder hacerlo, caí al piso, quedando al borde del barranco.

En ese momento se me lanzaron nuevamente encima, comenzando a amordazarme nuevamente e impidiéndome respirar y moverme. Uno de ellos me gritaba “Te querés morir hija de put#?! Te voy a tirar por el barranco! Te querés caer?!”.

No podía moverme para darles la mochila ni hacer nada, porque me sometían, y fue ahí que cumplieron con sus amenazas y me tiraron por el barranco.

Pegué con la cabeza de lleno contra el piso y mi cuello se dobló de una manera que pensé que no podría sobrevivir, soportando todo el peso de mi cuerpo y la mochila, que pasaron por encima de mi cabeza. Pero sí, lo hice, y pensé “esto es una pesadilla”.

Cuando dejé de caer, me levanté y empecé a correr, a tocar el silbato que tenía en mi mochila y a pedir ayuda. Mientras corría (recuerden que esto era un barranco muy empinado) me caí, y empecé a rodar y patinar.

Los delincuentes me alcanzaron en menos de 5 segundos, me agarraron, me aplastaron violentamente contra el piso, uno de ellos me apuñaló 8 veces, gracias a Dios esa cuchilla no tenía filo y no me dejó más que marcas, sino, seguramente hoy no estaría celebrando mi cumpleaños… Me sometieron presionando mi pecho, mi pierna derecha, mis brazos y mi cabeza contra el suelo, nuevamente amordazándome, impidiéndome respirar o hablar, y pegándome más de 6 piñas en la cara (en la 6ta paré de contar y empecé a pedir a Dios que si me iban a violar, me mataran).

Uno de ellos me soltó el brazo para sacarle el cuchillo de la mano al que me pegaba, y en ese momento de “distracción” pude apretarle los testículos a uno, con todas las fuerzas que encontré, pero ni se enteró… estarían muy drogados o yo ya no tenía más fuerza. Pero el otro también se “distrajo” por un instante, y le mordí la mano bien fuerte, logrando que me suelte, y así poder respirar y hablar.

Les grité “La tengo atada la mochila!!! Está atada hijos de put#!!!”, fue lo que en el momento se me ocurrió para ver si de ese modo entendía que si no me soltaban no tenía manera de entregarles lo que pedían… Entiendan que me tenían boca arriba aplastada contra el suelo, colgando de un barranco y acostada sobre la mochila.

Con mi grito miraron lo que había que hacer. Lograron soltar las correas que ajustaban la mochila a mi pecho y cintura y huyeron con el botín en menos de un segundo, ignorando mi pedido de piedad que aunque sea me dejaran el agua… Estuve aproximadamente media hora tratando de salir del barranco, porque cada paso que daba eran dos que retrocedía. Miles de cosas cruzaban por mi mente, pero no me permití sentir dolor ni cansancio, y logré salir. Volví al sendero y a los pocos minutos de estar bajando me encontré con una pareja que llamó a mi novio y a la policía.

La policía llegó cuando estaba a 10 o 20 minutos de llegar al inicio del camino y me llevaron de urgencia al hospital.

Gracias a Dios no me violaron y no me rompieron ningún hueso, pero el resultado fue un ojo con derrame y una severa inflamación, los dos tobillos esguinzados, una fuerte lesión en la pierna derecha y otra en el brazo derecho, dos cortes y dos puntazos propinados por los cuchillos, en ambos brazos, el tratamiento: muchos antinflamatorios, gotas para los ojos y hielo.

El mismo día se contactó conmigo una empleada del Ministerio de Turismo del Ecuador, ofreciendo ayuda para recuperar mi pasaporte, cosa que no me habían robado, y pidiéndome que esto no llegara a los medios. Además me recomendó hacer la denuncia por la web de la Fiscalía General del Estado, cosa que hice ese mismo jueves por la noche.

El sábado por la mañana me tocó ir a denunciar nuevamente, de manera presencial, a la Fiscalía General del Estado en Loja, el hecho de que la policía local de Vilcabamba y la empleada del Ministerio de Turismo me hayan informado mal, demoró todo mi caso, pero no bajamos los brazos. Con la enorme contención que me brindó mi novio y el apoyo de algunos locales, logramos dar con el nombre de uno de los atacantes y empezar a buscar la mayor información posible sobre él. El mismo sábado entregamos el perfil de Facebook y las fotos recopiladas a la justicia.

La policía judicial empezó a trabajar el domingo por la mañana en el pueblo.

El martes tuve que ir a presentar declaraciones ante el Fiscal del caso, y ya teníamos aún más información para adjuntar. El Fiscal en persona me prometió que mi caso se trataría con urgencia y que ni bien salieran la orden de captura y la de allanamiento se actuaría sobre ellas.

Le creí, y le pedí además que se cambiara la carátula de “Robo” a “Intento de homicidio”.

Desde el jueves 14 el Fiscal de mi caso no me responde los mensajes, le pedí ayuda al Consulado Argentino en Guayaquil y no hicieron nada por mí, ni presionaron a la justicia ecuatoriana para que actúe, o al menos así parece, ya que sigo esperando respuestas. La respuesta del Consulado ante mi pedido de ayuda fue que “tengo que tener paciencia”.

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