(Por Eva Rodríguez)
La menopausia comienza cuando los ovarios de la mujer dejan de producir sus hormonas (estrógenos y progesterona, entre otras). Lo que ocurre es que sin estas hormonas se deja de tener el período menstrual y ya no puede producirse un embarazo.
La edad promedio para entrar en la Menopausia es entre los 45 y los 55 años, dependiendo de cada mujer. Puede producirse en otras edades, por diferentes motivos.
Se van perdiendo los períodos lentamente, se van espaciando en una brecha de tiempo que puede durar entre 1 y 3 años.
Cuando durante 1 año ya no se ha tenido el ciclo menstrual.
Signos y síntomas de la menopausia: menstruaciones irregulares, resequedad vaginal, sofocaones (oleadas de calor), escalofríos, sudoración nocturna, insomnio, cambios de humor, cambios en el metabolismo.
Siempre consultar con tu médico y tu psicoterapeuta para un control de tu salud completo.
La andropausia es también llamada, informalmente, la “menopausia masculina”. Es un proceso similar al que realiza la mujer, a través del cual la producción de hormonas sexuales (como la testosterona) disminuyen, y como consecuencia hay una disminución en las funciones sexuales del hombre.
El proceso de la andropausia no es tan marcado como el de la mujer. La disminución en la producción de la testosterona es muy gradual, se estima que del 1% al año a partir de los 40 años. Pero hay una vivencia de entrar en el declive sexual que es más bien de tipo emocional y psicológica, relacionado con la edad, la menopausia de su pareja y la pérdida de interés en el plano sexual.
Signos y síntomas de la andropausia: irritabilidad, insomnio, fatiga, síntomas depresivos, nervios, ansiedad, disminución del deseo sexual, reducción de la potencia sexual, pérdida parcial de la erección y de la eyaculación. Siempre consultar con tu médico y tu psicoterapeuta para un control de tu salud completo.
Esta etapa afectará o no dependiendo de cada persona. La difusión de la información sobre este tema, el hecho de que se esté hablando con mayor naturalidad sobre estos cambios ha generado que los sentimientos que tenemos sobre el tema sean más bien neutros, hay mayor aceptación sobre el cambio.
Sin embargo, cada caso es único y la aceptación con naturalidad del cambio que trae aparejada la nueva etapa puede estar determinada por múltiples factores: sociales, familiares, de pareja, culturales, las expectativas personales, etc.
La experiencia de entrar en esta nueva etapa del ciclo vital puede ser muy diversa. Hay personas que lo viven con alivio, por sacarse de encima los días del ciclo menstrual, o por no tener que ocuparse de su vida sexual activa porque ya no les interesaba tanto. Y otras personas que se identifican con el polo opuesto, como un signo de envejecimiento, perdida de la fertilidad, de capacidades vitales, cambios en la imagen física, etc.
Esta nueva etapa trae sus cambios aparejados. Hay cambios hormonales, físicos, sociales, emocionales, etc. Por lo tanto, el deseo sexual (como todo tipo de deseo humano) se va a ver afectado por todos estos cambios. Porque cuando cambia tu vida, cambian tus ganas…
El cambio hormonal provoca que el deseo sexual ya no está tan “motivado”, tan despierto y entusiasta. Pero no hay una desaparición del deseo sexual, simplemente hay un cambio, una intensidad diferente en el desear.
Lo que ocurre también es que junto al cambio hormonal hay cambios en la respuesta genital, como sequedad vaginal o dificultades en la erección o la eyaculación. Cambios en la imagen corporal o cambios emocionales, de humor y de estado anímico que impactan en lo personal y en la relación de pareja, también.
Son estos cambios los que terminan condicionando la vida sexual en esta etapa. Hablar, conversar, expresarnos abiertamente, pedir ayuda profesional, animarse a realizar los tratamientos que los médicos nos proponen, probar cosas nuevas en nuestra vida sexual, sumar novedad y diversión es una fórmula ganadora. Pero al mismo tiempo, considerar que es normal que haya menos interés y menos actividad sexual que cuando esas mismas personas tenían 25 años. Es que esta nueva etapa vital se centra en otra forma de vivir, más conectada al disfrute y la madurez, en el gozar profundamente desde otros lugares, que no solo son la genitalia.
*Es una enfermedad: es una etapa fisiológica con cambios hormonales y psicofisiológicos normales, esperables. No tiene una “solución medicamentosa”, como sería el caso de una enfermedad. Es una etapa más en la vida.
*La menopausia engorda: es un mito. Per se, la menopausia no provoca el aumento de peso. Lo que sí ocurre es que con el cambio hormonal (al reducirse las hormonas femeninas) el cuerpo de la mujer va a cambiar, va a adquirir una forma más androgénica. Con más barriga y menos cadera, por ejemplo. Este cambio hormonal acompañado con un estilo de vida saludable no debería implicar un aumento de peso significativo.
*La vida sexual se termina: ¡nada se termina! Es solo el comienzo de una nueva etapa
Es muy importante, tanto para el hombre como para la mujer, traicionar a esta nueva etapa del ciclo vital de la forma lo más saludable posible. Cuidar el cuerpo, con movimiento aeróbico como por ejemplo caminatas, fortalecimiento muscular para no descuidar los huesos, chequear niveles de vitaminas, calcio, etc. Y por supuesto, no descuidar el aspecto emocional.
Recordemos que cada etapa de la vida trae consigo nuevos desafíos y duelos por las perdidas de la etapa anterior. Lo
importante es estar en contacto con nuestras emociones para gestionarlas correctamente y entrar a disfrutar de la plenitud que tiene esta nueva etapa llena de madurez y confianza.
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