Desde hace tiempo se sabe Daniel Radcliffe, de 28 años, padece un trastorno conocido como dispraxia. Él mismo lo admitió en entrevistas. Habló del tema, nunca lo escondió. Contó, por ejemplo, que por la condición tenía problemas para atarse los cordones o escribir en la escuela.
Se convirtió en un representante que levanta la bandera por quienes también tienen esta patología poco conocida para que los demás sepan los pormenores con los que deben lidiar.
"A mí nunca me detuvo; y algunas de las personas más inteligentes que conozco tienen discapacidades de aprendizaje. El hecho de que algunas cosas nos resulten más difíciles solo hará que seas más determinado, que te esfuerces más y que seas más imaginativo para encontrar soluciones a los problemas", reveló esta semana.
La dispraxia es un trastorno psicomotriz. Este síndrome también llamado el "niño torpe", afecta la organización en el movimiento, poca coordinación motora que puede afectar a varias áreas y niveles.
La dispraxia también afecta al lenguaje, el desarrollo emocional, movimientos y habilidades motoras gruesas, como el caminar y el saltar.