Una mujer de Buenos Aires denunció que su expareja y padre de sus cuatro hijos dice ser "Jesús", pero en realidad es un ser detestable, según ella. "Para la Justicia es un loco, pero para mí es un violento y un abusador", contó.
Fernda Heine confió el calvario que vivió junto a Roberto González al diario Crónica. La mujer dijo que ha realizado muchísima denuncias en contra de su ex, pero que la Justicia lo deja libre.
Fernanda y Roberto se conocieron cuando eran adolescentes, se pusieron de novios y cuatro años después, cuando ella tenía 21, nació el primer hijo. En ese momento empezaron los episodios de violencia. "Ahí me levantó la mano por primera vez", contó la víctima. Es fue la primera de muchas denuncias que quedaron en la nada.
Fernanda contó que Roberto consumía cocaína y marihuana. "Se empezó a enfermar de la cabeza", dijo.
Los episodios de agresión y violencia fueron sucesivos. Para un Día de la Madre, él le llevó el desayuno a la cama y como ella se negó a tener relaciones sexuales, él le rompió el termo en la espalda y le tiró el agua hirviendo encima, según contó ella.
Un día, mientras Fernanda dormía, él le habría puesto una bolsa en la cabeza con un precinto. Fueron sus hijos quienes advirtieron la situación y la salvaron.
Según contó Fernanda, los episodios de violencia eran reiterados. Tuvo que aguantar puñetazos en la mesa, golpes hacia ella, insultos, entre otras cosas. También tuvo que soportar que él se quedara con la plata que ella ganaba como peluquera, dinero que habría destinado a drogas.
Una de sus hijas también contó que el hombre la había abusado sexualmente. "Él la hacía acostar en el piso a mi hija de 12 años y la manoseaba", contó Fernanda. Todos los menores fueron sometidos a pericias en Cámara Gesell y los resultados arrojaron que también las ataba a las sillas y las hacía girar.
La mujer pidió la exclusión de la casa y una prohibición de acercamiento para González, pero él "continuaba viniendo como si nada", dijo Fernanda a Crónica. Y agregó que "una fiscal de Morón me dijo que me fuera con mis hijos".
Finalmente, en 2016, y luego de que Roberto le largara unos cuchillos mientras ella amamantaba al menor de los niños y sin respuesta de la Justicia, Fernanda huyó. Esperó a que se durmiera y escapó junto a los niños.
Actualmente, Fernanda vive escondida en una casilla junto a tres de sus hijos y un nieto.
Pese a que el denunciado fue diagnosticado con esquizofrenia, y se advirtió la peligrosidad que representa para su entorno, está en libertad.
"Para la Justicia es un loco, para mí un violento y un abusador", dijo la mujer.
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