La pandemia del coronavirus ha afectado a todos los habitantes del planeta, pero para quienes tenían un problema o condición de salud especial, ha sido aún más complicado y traumático.
Este domingo 21 de marzo fue el Día Mundial de Síndrome de Down, y desde Viva la Mañana consultaron a Silvia Micheletti de ADOM, la asociación mendocina que trabaja por la inclusión de los niños, niñas y adultos que tienen esta condición.
En diciembre de 2011, la Asamblea General de las Naciones Unidas designó el 21 de marzo Día Mundial del Síndrome de Down. Este síndrome es una alteración genética ocasionada por la presencia de un tercer cromosoma en el par 21, que fue descubierta en 1959 por el destacado investigador francés Jérôme Lejeune, padre de la genética moderna.
Con esta celebración, la Asamblea General de la ONU quiere aumentar la conciencia pública sobre la cuestión y recordar la dignidad inherente, la valía y las valiosas contribuciones de las personas con discapacidad intelectual como promotoras del bienestar y de la diversidad de sus comunidades. También quiere resaltar la importancia de su autonomía e independencia individual, en particular la libertad de tomar sus propias decisiones.
El acceso adecuado a la atención de la salud, a los programas de intervención temprana y a la enseñanza inclusiva, así como la investigación adecuada, son de extrema importancia para el crecimiento y el desarrollo de las personas.
Las Naciones Unidas destacan que las personas con síndrome de Down suelen presentar más problemas de salud en general. Sin embargo, los avances sociales y médicos han permitido mejorar la calidad de vida de las personas con el síndrome. A principios del siglo XX, se esperaba que los afectados vivieran menos de 10 años. Ahora, cerca del 80% de los adultos que lo padecen superan los 50 años.
Un trabajo médico y parental en edades tempranas favorece la calidad de vida y la salud de quienes viven con esta condición genética al satisfacer sus necesidades sanitarias. Entre ellas, se incluyen chequeos regulares para vigilar su desarrollo físico y mental, además de una intervención oportuna, ya sea con fisioterapia, educación especial inclusiva u otros sistemas de apoyo basados en comunidades.
Según recalca la Asociación Down Mendoza (ADOM), hay tres tipos de síndrome de Down. Por lo general, no se puede distinguir entre un tipo y el otro sin observar los cromosomas, porque las características físicas y los comportamientos son similares: