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Cuentos de invierno: No me quería olvidar de vos

Continuando con el ciclo Pasiones altas para temperaturas bajas, Fran Lucas nos deja otro cuento corto, o mejor dicho… una carta al olvido.

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Redacción ElNueve.com
15 de julio de 2022 | 16:21

Te escribí diez canciones, setenta mil mensajes y una novela. Dibujé tu rostro en mis horas libres y guioné cada viernes por la noche a partir de tu cintura. Te soñé despierto y te abracé dormido. Diseñaste mi habitación, mis suspiros y mi columna vertebral. Me conocí mientras te conocía. Aprendimos que el romance no era otra cosa que la expresión artística del amor. Hicimos tríos con Bunbury y orgías con Johnny Cash. Fueron tus piernas el mejor recital de mi vida y tus orgasmos, mi sinfonía favorita. Me regalaste un capítulo del libro que leías y el último rincón de nuestro bar. Cristalizaste mi lagrimal y volaste mi cabeza. Escondí sobre tu ombligo la manera de hacerte enojar y aprendí donde tocarte para hacerte reír y llorar al mismo tiempo. Bailamos lentos en la concina después de desayunar y fuimos equilibristas de la pasión y la rutina. Aprendí que primero hay que sufrir y después amar, pero jamás entendí como partir y mucho menos como andar sin pensamiento. Fuimos, volvimos y nos despedimos de nuevo. Descubrí que el tiempo no existe cuando el insomnio te nombra. Logré sustituirte por momentos y hasta olvidarte durante alguna borrachera. Aprendí que la resaca emocional es la más dura de todas.

Tiré tus fotos, rompí tus cartas y al día siguiente las volví a juntar. Te bloqueé de mi Facebook y mi celular. Te llamé desde el fijo de casa y creé otro perfil de Facebook solo para volverte a encontrar. Toqué borracho, sobrio y psicótico las puertas de tu casa. Grité tu nombre en la terraza, en el colectivo y en la plaza. Te llamé de nuevo a las tres, a las seis y a las diez de la mañana. Fuiste la sombra de cada una de mis amantes y la palabra errante por excelencia. Te vi con otro y viví con otra. Recordé cómo calmar tu pánico cuando el inverno me abofeteó. Me quedé quieto en movimiento, bailando, cogiendo, sin dejarte nunca de pensar. Me conformé con la comodidad de la tristeza y la insolencia de mi juventud. Poco a poco te dejé de pronunciar.

Vi tu cuerpo desnudo tantas veces como el mío y, sin embargo, ya no recuerdo tu anatomía, las rimas que te compuse me suenan desafinadas y mi backup borró intencionalmente todos tus textos. El masoquismo a veces me golpea el abdomen para volverte a extrañar, pero no lo consigue. Intento pintarte dentro de mi imaginario, pero todo se ensucia por el olvido. Al final el tiempo existía y nos arrebató el cine, la ternura y la poesía. Por ser real, detestaste mi nostalgia sin saber que te convertirías en la mayor de mis melancolías.

No me quería olvidar de vos.

Autor: Francisco Lucas

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