Segunda Ola

Cuarentenas estrictas cada tanto, de qué se trata la propuesta de ASPI

Cierres y aperturas intermitentes y programados permitirían hacer descender los casos y tendrían menos impacto económico y social

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Redacción ElNueve.com
24 de mayo de 2021 | 11:17

La propuesta que resuena por estas horas en el Gobierno habla de cuarentenas intermitentes, que intercale cierres programados durante nueve días y aperturas durante 12 jornadas consecutivas, en lugar de largos períodos de aislamiento.

Mientras sus autores esperan que en los próximos días la propuesta llegue al presidente Alberto Fernández, la ministra de Salud, Carla Vizzotti, también hizo referencia a posibles cierres intermitentes que se podrían aplicar en el invierno.

A comienzos de la pandemia, Rodrigo Castro –director del Laboratorio de Simulación de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA– y  Ernesto Kofman –vicedirector del Centro Franco-argentino de Ciencias de la Información y de Sistemas de la Universidad Nacional de Rosario– vieron que la fidelidad a la cuarentena se iba deteriorando con el paso de las semanas. Se les ocurrió una idea que no había sido probada en ninguna parte del mundo: en lugar de un lapso largo de restricción continuada, establecer un sistema de cierres y aperturas programadas e intermitentes. Esto permitiría ir bajando la circulación del virus “de a escalones” y, no menos importante, evitar la incertidumbre al permitir una organización de la vida económica, social y familiar.

A esta investigación se sumó el sociólogo Daniel Feierstein, investigador del Conicet en la Universidad de Tres de Febrero, y ensayaron cientos de escenarios posibles. “Analizamos cierres de nueve días, de 14, de 16, de 21. Cuanto más duras son las medidas, menos tiempo necesitan para tener impacto. Pero lo que siempre vemos es que es más efectivo hacer eso que empezar con un cierre duro y que se vaya desgranando”, destaca Kofman.

La ventaja de este “aislamiento selectivo programado intermitente” o ASPI reside en que, por un lado, logra bajar la circulación del virus y a la vez evita la incertidumbre al permitir una organización de la vida económica, social y familiar.

¿De qué se trata?

El esquema de cierres y aperturas intermitentes admite muchos “modelos”, pero los científicos están trabajando más intensamente en tres: uno de nueve días de confinamiento y 12 de apertura, otro de 16 y 12, y otro de 16 y 19, respectivamente.

“En realidad, no pensamos que esta sea la estrategia ideal para combatir el Covid –aclara Feierstein–. La mejor es no permitir que el virus ingrese, como hicieron en Nueva Zelanda o Noruega. La segunda son las cuarentenas extensas y estrictas de cinco o seis semanas, que permiten una reducción muy significativa de la tasa de contagio. El problema es que a medida que se extienden en el tiempo, a veces las dos primeras se vuelven inviables. En esa situación, se necesita una tercera posibilidad. Con lo que nosotros proponemos, es posible organizar las actividades y disminuir el impacto económico. Y al mismo tiempo se maximiza el efecto del cierre, porque sostenerlo nueve o 16 días es mucho más viable; sobre todo, si uno ve que va logrando resultados. Por otra parte, la apertura tiene que notarse lo más que se pueda, es el momento de desahogo para permitir volver a la restricción. También, en la medida en que el cierre se respete más, la apertura puede ser más amplia. Pero la única forma de que funcionen estos esquemas (que pueden alternarse de acuerdo con los resultados) es que sean cíclicos y reiterados”.

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