Cuando un accidente la desfiguró, su marido la abandonó

El 30 de septiembre de 2016, Courtney Waldon sufrió un accidente durante un campamento que le desfiguró la cara cuando su esposo lanzó gasolina en una fogata, causando una explosión que la alcanzó.

La mujer de 27 años, oriunda de Georgia, Estados Unidos, pasó 51 días en terapia intensiva en la Unidad de Quemados debido a las quemaduras sufridas que afectaron su rostro y el 40% de su cuerpo. Estuvo más de un mes en coma inducido y tras 7 cirugías y un injerto de piel, que le realizaron en enero del 2017, la mujer fue dada de alta.

Sin embargo, su peregrinación por los hospitales no ha terminado, y los doctores estiman que deberá ser sometida a 12 cirugías en los próximos dos años.

Dos semanas luego de ser dada de alta, Courtney sufrió otro fuerte golpe: su marido la abandonó, dejándola sola con Caroline, su hija de 5 años, sin ninguna fuente de ingreso y con sus manos aún inutilizadas por las heridas.

Cuando sucedió el accidente la pareja llevaba sólo dos meses de casada.

Courtney tuvo que dejar su hogar por no poder pagarlo, ya que también debía seguir costeando su tratamiento pero aún no puede volver al trabajo.

Gracias a la ayuda de su familia y de personas desconocidas que iniciaron una campaña online para juntar fondos, la mujer sigue esperanzada en mejorar y en vivir junto a su Caroline

“No debería estar aquí, pero estoy” asegura “Sé que hay personas que la están pasando peor que yo. Siempre he creído que todo pasa por una razón y lo sigo creyendo”.

La joven sigue con tratamiento médico pero le esperan muchos años de curaciones, cirugías y otros procedimientos para mejorarse.

“Dios me salvó la vida y sé que tengo que hacer mi parte en la Tierra para ayudar a otros. Hace tres días recibí el mensaje de una mujer que no se quitó la vida porque leyó mi historia”.

Courtney quiere ayudar a la gente que ha pasado por situaciones traumáticas como ella, sin importar el origen: “Si sufrieron quemaduras, un accidente vial o si alguien fue engañada por su marido”, asegura.

“A las dos semanas de haber vuelto a mi casa del hospital mi esposo nos dejó. Me dijo que ya no podía manejar la situación conmigo”.

Pero para ella “fue una bendición”, pues “creo que si estuviera aquí me sentiría atada. No podría estar fuerte como lo estoy hoy y no podría haber logrado tantos avances” asegura la joven.

“Tuve que aprender a caminar de nuevo. Fue muy duro superar y afrontar lo que me pasó. La primera vez que me vi en el espejo me descompuse y casi me desmayo”.

Ahora Courntey se enfrenta a una nueva vida, gracias a su fuerza de voluntad.