Crianza: humillación y autoestima en los hijos

Ser padre y madre, criar hijos y sobrevivir a la cotidianidad que nos envuelve con presiones y problemas no es tarea sencilla, pero no debemos descargar en los hijos por frustración o agotamiento actitudes que los humillen. Una gran cantidad de madres y de padres piensan que esos comentarios inocentes (o intencionales) en donde sus hijos terminan pasando vergüenza son inofensivos. No obstante, ese pensamiento está lejos de la realidad y cada día lastima la autoimagen de los niños, haciendo que también aprendan mediante el mal ejemplo.

Como explica la psicopedagoga María Zysman “ningún niño/a disfruta o le da igual el hecho de ser avergonzado en público, entendiendo que esa humillación que recibe no sólo tiene efectos a corto plazo, sino a largo plazo con la consecuente autoimagen negativa que cargará de sí mismo, sólo para empezar. Cuando un niño es humillado de manera permanente eso mella su autoestima de forma radical, sintiendo que nunca va a estar a la altura de las situaciones, teniendo miedo de estar en contacto con otros, y establecer relaciones. De alguna manera entonces va a buscar ubicarse en ese mismo lugar de ser humillado, o en el lugar opuesto, humillará sin intención".

- ¿Cuándo cometemos el error de humillar a los hijos sin querer?

Sin dudas muchos padres y madres lo hacen sin darse cuenta, sentimos a los hijos tan nuestros pensando que como adultos tenemos la potestad de decidir todo sobre ellos que caemos en errores fuertes, en donde incluso decidimos cuándo y qué mostramos de ellos.

Hay que pensar que cuando los retamos en público a un hijo, siente la vergüenza de que esa persona que me quiere tanto le está marcando algo que está haciendo mal, frente a otros sin cuidar que me están viendo y escuchando.

- ¿Qué pasa cuando además se le da el famoso “chirlo”?

Tanto la humillación verbal, como ese tipo de “llamada de atención física”, profundiza lo que sienten los hijos. No sólo porque el resto de las personas están viendo esa humillación, en donde no podemos decir nada al ser chicos, sin la defensa de expresar que está mal que nos traten así, sino que además como niños que fuimos y pasamos por eso, no estamos a la misma altura para cuestionar al adulto.

- ¿Qué sucede cuando existen comparaciones?

También son acciones que humillan al niño. Cada chico se porta en función de lo que es y no va a ser nunca como otro. Cuando a uno lo comparan de forman permanente, en el fondo siente que no lo están reconociendo como un individuo que es. La comparación no ayuda a crecer, muy por el contrario.

- ¿Qué pasa con los aspectos más íntimos de los chicos a la hora de compartirlos con otros adultos?

Esto es también humillante. Los padres deben entender que hay temas íntimos, privados, y otros que son públicos en los chicos. La intimidad no sólo incluye lo sexual, sino temas como la primera menstruación, cambios en el cuerpo, la espiritualidad, etc. Cuando lo íntimo es llevado a lo público es doloroso, es una agresión, es doloroso para el niño y definitivamente es violencia. Hay aspectos privados que nos son íntimos, como una clase en un colegio privado o lo que pasa dentro de casa. Cuando se mezclan estos tres espacios, se violentan los ámbitos. Las cosas de nuestros hijos son sólo de ellos, y sólo con su permiso puedo compartirlo con alguien de confianza.

Respetar la privacidad de un niño es:

-Corregirle en privado

-No hablar de sus problemas con otras personas

-No ridiculizarlo delante de los demás cuando falla

-No comparar su comportamiento con el de otros

-No hacer uso de insultos o vejaciones haciendo referencia a sus capacidades

La profesional estuvo con el equipo de Cada Día, mirá la nota