Un ejemplo

Con 80 años camina 1,5 kilómetros para cumplir su sueño de leer y escribir

La estudiante lujanina fue distinguida este jueves por la Legislatura por ser un ejemplo de perseverancia.

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Redacción ElNueve.com
19 de octubre de 2017 | 14:36

Adriana del Carmen Martínez es una estudiante de 80 años que todos los días camina un kilómetro y medio para llegar a clases y cumplir con el sueño de aprender a leer y escribir. Por su desempeño, la Legislatura provincial la distinguió este jueves.

Adriana actualmente cursa el primer ciclo del nivel primario del Centro de Educación Básica de Jóvenes y Adultos (CEBJA) Nº3-251 Honestidad, Esfuerzo y Trabajo. La distinción fue entregada, por iniciativa del senador provincial Gustavo Arenas, por “su deseo de aprender, ejemplo de perseverancia y constancia para finalizar sus estudios”, este jueves a las 11 en el Salón Rojo.

De acuerdo con los fundamentos de la iniciativa, la destacada alumna se ha transformado, con su desempeño, en una guía para sus 17 nietos y cinco bisnietos como un “digno ejemplo de superación para toda la comunidad” educativa y de Mendoza “por representar valores de constancia y dedicación”.

“Para mí es un orgullo que mi madre haya logrado cumplir un sueño de los muchos que se ha trazado en la vida. Es una mujer de mucho empeño, de mucho esfuerzo y tesón”, aseguró su hija mayor en el acto.

Más sobre la vida de doña Adriana

Nació el 19 de mayo de 1937 en San Fabián de Alico, en la provincia de Ñuble, en Chile, en el seno de una familia trabajadora encabezada por su mamá, Ercilia del Carmen Martínez Leiva, quien se dedicaba a la tarea de tejer prendas. Adriana es la mayor de un total de nueve hermanos.

A los 18 años se casó con Guillermo Arnaldo Fuentes, con quien tuvo siete hijos en Chile: María Verónica (60), Guillermo (59), Wladimir (57), Jacob (55), Verenice (52), Nicolás (49) y Walter (45). En 1975, por problemas sociopolíticos tuvo que dejar su país natal y así llegó a la Argentina.

Junto a su esposo criaron y educaron a sus hijos con amor y trabajo en Tupungato. Luego se trasladaron a Luján de Cuyo.

Cuando su esposo falleció en el 2000, ella comenzó a trabajar vendiendo ropa para subsistir económicamente. Luego, en el 2012 decidió concurrir a un CEBJA de la Ciudad de Luján para comenzar sus estudios, pero por problemas económicos tuvo que abandonar su sueño.

Finalmente, en el 2014 ingresó al CEBJA Nº3-251 Honestidad, Esfuerzo y Trabajo, del barrio Juan Martín Jiménez, en Perdriel, a partir de lo cual comenzó a fluir su historia de vida. Sus incontenibles deseos de aprender a leer y escribir la hicieron asistir continuamente, caminando un kilómetro y medio, tanto al aula satélite de la calle Bella Vista como a la de Costa Flores.

Mientras está terminando de cursar la primaria en ese establecimiento, ya ha sido distinguida oficialmente por el Concejo Deliberante de Luján de Cuyo y la Dirección General de Escuelas (DGE) de la Provincia.

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