Cuando se desató la pandemia, las normativas y disposiciones por parte del Gobierno Nacional y local eran prácticamente diarias, pero muchas personas quedaban excluidas, entre ellas, las personas sordas.
Por eso se activó un dispositivo especial para este grupo de personas en el que Mendoza fue pionera y se tomó de ejemplo a nivel nacional.
En un primer momento, se pensó sólo en interpretar toda la información necesaria referida al COVID-19. Pero con el correr de los días, se fueron agregando necesidades. Por eso hoy los intérpretes colaboran a través de videollamadas en consultas de todo tipo hasta, por ejemplo, las tareas escolares.
Justamente pensando en el otro es que apareció la veta en el emprendimiento de Natalia. Una clienta le pidió tapabocas con labios visibles destinados sobre todo a quienes tienen su audición disminuida y leen los labios.