Un tribunal uruguayo condenó este miércoles a Leonardo David Sena a 27 años y medio de cárcel por el crimen de Lola Chomnalez, ocurrido en 2014 en Uruguay.
La detención de Sena se logró recién en mayo de 2022 después de que la médica genetista Natalia Sandberg, encargada del Registro Nacional de Huellas Genéticas de la Dirección Nacional de Policía Científica en Uruguay, solicite una nueva pericia genética que al momento del crimen no existía.
Desde Caballitos, los padres de Lola dijeron: "Estamos dejando atrás esa carga y ahora se empieza el duelo real, que ya no es sufrir, tratar de aceptar la pérdida. El dolor estará para toda nuestra vida pero sabiendo que hicimos todo, no nos quedamos con ningún lugar sin pedir auxilio".
"Estamos impactados desde que nos dieron la noticia y emocionados. No paramos de llorar ayer", sumaron.
Durante años la causa estuvo estancada, pero la labor de la genetista permitió encontrar al homicida: "Natalia está en nuestra mesita de luz, es uno de los seres de luz que está ahí en la mesita".
Durante las pericias de la escena de crimen, el ADN de Leonardo David Senano fue hallado en las inmediaciones de donde apareció el cuerpo y "mezclado” con el de Lola Chomnalez.
Hace seis meses, Sandberg comenzó a idear un método sin precedentes: desafió las configuraciones del software otorgado por el FBI para cotejar el ADN de los criminales. El objetivo fue seguir la ascendencia del material genético encontrado en la escena y “mezclarlo” con los datos registrados.
Se llegó a dos personas que están presas y que tenían un ADN compatible al encontrado en la mochila. Asimismo, se trabajó sobre la “patrilínea” -los ascendentes de la parte paterna- de uno de ellos. Pese a las expectativas, esa línea se estancó.
Hace una semana, según declaró el juez del caso Juan Giménez, se decidió investigar la parte materna de la segunda persona. Se descubrió que esa mujer había dado en adopción a un bebé. La mujer fue contactada por la Policía Científica y accedió a aportar una muestra de sangre de manera voluntaria, cuyo cotejo de ADN dio positivo con el que se encontró en las pertenencias de Lola.
El acusado se negó a hacer el cotejo de ADN, pero de un allanamiento en su vivienda se extrajo el cepillo de dientes y de ahí se sacó material genético. Se lo “entrecruzó” con el de su presunta madre y las coincidencias fueron del 99,9%. El juez Giménez afirmó que dicho resultado sólo podría indicar la confirmación de la persona propietaria del ADN, informa TN.
Lola viajó a Uruguay el sábado 27 de diciembre de 2014 para pasar las fiestas en la casa de su madrina, Claudia Fernández, y de su esposo, Hernán Tuzinkevcih.
Horas después, el domingo 28, salió a caminar y desapareció. Dos días después su cuerpo fue hallado en una zona de médanos. La autopsia confirmó que Lola murió por asfixia por sofocación y que presentaba varios cortes en su cuerpo.