El estrés puede tener un gran impacto en tu peso. A veces puede llevar a la pérdida de kilos. Otras veces, puede llevar a un serio aumento de peso.
Un evento estresante, como la pérdida de un ser querido, un divorcio o una crisis económica, puede llevar a un cambio de peso, así como el estrés crónico que, con el tiempo, también puede llevar a un cambio de peso.
Las experiencias estresantes pueden llevar a un cambio en los hábitos. Alguien que esté pasando por un momento difícil puede perder el apetito y saltearse las comidas.
Pero el estrés crónico puede llevar a un aumento en el apetito y en los antojos de alimentos poco saludables. Así, con el transcurso de los meses o incluso un año, el aumento de peso puede acumularse.
El cambio de peso también puede resultar debido a cambios hormonales provocados por el estrés. La respuesta del cuerpo al estrés tiene una estrecha relación con cambios en el metabolismo, la insulina y el almacenamiento de grasa.
El estrés desencadena una reacción de lucha o huida en tu cuerpo. Esta respuesta libera hormonas, como la adrenalina y el cortisol.
La glándula suprarrenal prepara tu cuerpo para actuar y minimiza tu deseo de comer.
Una vez que los efectos de la adrenalina desaparecen, el cortisol, también conocido como la hormona del estrés, se queda en suspenso. El cortisol suprime temporalmente las funciones que no son esenciales, como las respuestas digestivas, inmunes y reproductivas.
Cuando tenés más cortisol en tu sistema, crece el deseo por alimentos poco saludables como los snacks con alto contenido de azúcar y grasa.
Un estudio realizado en 2015 por investigadores de la Universidad de Ohio descubrió que el estrés estaba relacionado con un metabolismo más lento en las mujeres.
Los investigadores consultaron a las mujeres sobre los factores estresantes del día anterior antes de invitarlas a comer platos ricos en grasas y calorías. Luego, los científicos midieron su tasa metabólica y examinaron sus niveles de azúcar en la sangre, triglicéridos, insulina y cortisol.
Descubrieron que, en promedio, las mujeres que reportaron uno o más factores de estrés, durante las 24 horas previas al estudio quemaron 104 calorías menos que las mujeres no estresadas. Esa diferencia podría significar un aumento de peso de casi 5 kilos en un año.
Las mujeres estresadas también tenían niveles más altos de insulina, lo que contribuye al almacenamiento de grasa. También tenían menos oxidación de grasa, que es la conversión de las grandes moléculas de grasa en moléculas más pequeñas, que pueden usarse como combustible. Porque además, la grasa que no se quema, se almacena.
El estrés excesivo afecta incluso a donde tendemos a almacenar grasa. Los niveles más altos de estrés están relacionados con niveles más altos de grasa abdominal, que pueden ser particularmente difíciles de eliminar.
Esta es una muy mala noticia, porque la grasa abdominal está relacionada con mayores riesgos para la salud que la grasa almacenada en otras áreas del cuerpo.
Por lo tanto, incluso si no está comiendo más de lo normal, experimentar altos niveles de estrés puede hacer que aumente de peso.
Los altos niveles de estrés también pueden provocar cambios en el comportamiento y contribuir al aumento de peso. Éstos son algunos de los cambios dietéticos más comunes que experimentan las personas cuando están estresadas:
Puede ser estresante cuando no te entra la ropa o la balanza muestra un número más alto de lo esperado. Pero cuanto más estresado estés, más probabilidades tenés de engordar. Es un ciclo muy difícil de romper.
Afortunadamente, hay tres consejos básicos que podés aplicar para regular tu peso:
1. Hacer el ejercicio es una prioridad. El ejercicio es un componente clave de la reducción del estrés y el control del peso. Puede aydar a abordar ambos problemas simultáneamente, por lo que es un componente crítico. Podés salir a caminar durante tu hora de almuerzo o ir al gimnasio después del trabajo, no importa cómo, tenés que incorporar el ejercicio regular en tu rutina.
Mirá un ejercicio que podés hacer sin moverte de tu casa:
2- Sé consciente de lo que comés. Prestar atención a tus hábitos alimenticios puede ayudarte a controlar tu consumo de alimentos. Las personas que llevan un diario de alimentos tienen más probabilidades de controlar su peso. Podés bajarte alguna app que te ayude a hacer un seguimiento de tu comida o simplemente podés anotar todo lo que consumís en un diario de alimentos.
Aquí te dejamos una receta ideal para saciar el hambre, una burschetta rica y saludable que podés preparar en pocos minutos:
3 - Incorporá estrategias para aliviar el estrés en tu vida diaria. Si la meditación, o el yoga o la lectura de un buen libro ayudan a tranquilizar tu mente, incorporá estos hábitos en tu rutina. Esto puede reducir sus niveles de cortisol y ayudarte a controlar su peso.