Psicología

Celos: ¿Innatos o Adquiridos?

Se trata de una compleja amalgama de emociones que pueden surgir ante la percepción de una amenaza hacia nuestras relaciones, algo que ha sido objeto de estudio y debate durante siglos. La pregunta fundamental persiste: ¿nacemos con ellos o los adquirimos por el contexto?

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Redacción ElNueve.com
21 de febrero de 2024 | 21:12

La evidencia sugiere que tanto factores genéticos como ambientales desempeñan un papel en la predisposición a experimentar celos. Incluso, estudios sobre gemelos han demostrado que existe una correlación significativa entre la propensión a los celos en gemelos idénticos, lo que sugiere una influencia genética.

Sin embargo, el entorno en el que se cría un individuo también puede moldear su susceptibilidad a los celos. La calidad de las relaciones tempranas, los modelos de comportamiento observados en la familia y las experiencias de apego pueden influir en la forma en que una persona percibe y responde a las situaciones que podrían provocar celos.

Como explica el psicólogo Marcelo Ceberio "este es un poco el enigma de la mente, ya que muchos nos preguntamos si en los celos hay herencia o identificaciones con las figuras parentales. No hay que quedar entrampado entre una y otra postura. Es un poco y un poco. Hay celos que pueden tener causa y otros que simplemente no la tienen. Por ejemplo una pareja en que una de las personas fue infiel, y el otro duda todo el tiempo o lo opuesto. Igualmente es algo en que se sufre por partida doble, tanto de quien los lleva a cabo, como de quien los padece".

-¿Hay celos "buenos" como muchos creen o ven como sinónimo de interés?

Los celos no son ni buenos ni malos, son una emoción; como la alegría o la tristeza. Imagina por un momento qué sentirías si tu pareja te dijera que ha quedado a pasar la tarde con un chico o chica. Es posible que en una situación como esta puedas sentir celos. Esto tiene que ver con un rasgo de posesividad, pero nadie le pertenece a nadie. En el amor saludable no debe haber pérdida de  libertad, de lo contrario entramos en los celos patológicos, y acá hay que tener cuidado.

-¿Cuándo hablamos de celos patológicos?

El origen de los celos problemáticos puede ser diverso. En algunas personas hay estilos de personalidad celosa, caracterizados por la desconfianza, los déficits de autoestima, la dependencia emocional, la escasez de amistades y de recursos sociales o los abandonos o humillaciones sufridos anteriormente en su vida amorosa. En estos casos, una vez pasado el enamoramiento inicial, los celos afloran impulsivamente en forma de conductas controladoras que suponen la tumba del amor y que, además, tienden a reproducirse en posteriores relaciones de pareja.

En otros casos, los celos patológicos son reflejo de diversos trastornos mentales, como sucede en los celos obsesivos: la persona, aún siendo consciente de la irracionalidad de sus sospechas, no puede evitarlas y se implica en conductas de vigilancia que solo alivian su malestar de manera transitoria, hasta que vuelve a repetir el ciclo. El abuso de alcohol puede provocar también unos celos intensos que pueden estar asociados a comportamientos violentos. Si bien se da con menor frecuencia, también existen celos absurdos en el trastorno delirante: resultan paradójicos porque la persona puede presentar un razonamiento coherente en su vida habitual, mostrar una conducta adaptada al medio y, sin embargo, tener unas ideas delirantes de celos, que son falsas, sobrevenidas patológicamente e irreductibles al razonamiento. Es el momento de preguntarse si queremos realmente quedarnos en ese lugar y pedir ayuda.

El profesional estuvo en Cada Día, mirá a la nota

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