Nino Mbatha, de 32 años, llegó a la estación de policía de Estcourt, una aldea de la región sudafricana de KwaZulu-Natal, para entregarse. En su casa encontraron una olla con orejas y valijas con restos humanos.
"Vengo a entregarme. Estoy cansado de comer carne humana", aseguró Mbatha ante la policía. En un principio los agentes no le creyeron, pero él no sólo les dijo que no estaba haciéndoles un chiste, sino que tenía pruebas. Sacó de su mochila una mano y parte de una pierna en estado de putrefacción.
Las autoridades fueron a la casa de Mbatha. En el lugar se toparon con una escena macabra. Encontraron el cuerpo decapitado de una mujer, una olla con ocho orejas y varias maletas con restos humanos en su interior.
El hombre se hacía llamar Mkhonyovu y decía que era un brujo. Con las partes humanas preparaba brebajes que, aseguraba, eran mágicos.
No solo Mbatha fue detenido, sino también otras cuatro personas. Todos enfrentan cargos de asesinato y conspiración. Además, las autoridades que llevan adelante la investigación sospechan que podría tratarse de una organización más grande que negocia con carne humana.
"Todo lo que puedo decir es que mi hermano tienes que ser castigado. Lo apoyaremos como familia, no lo odiamos, pero odiamos lo que hizo y la ley debe tomar su curso", dijo la hermana de Mbatha.