BDSM : ¿Qué es esta práctica sexual, cómo se realiza y por qué se disfruta tanto?

(Por Eva Rodríguez) 

Hoy nos adentramos en esta práctica que, aunque se puso de moda recientemente con algunos libros de literatura erótica, en verdad es bien pero bien antigua, ancestral. Y en buena hora que volvemos a hablar de ella porque es más que sensual y divertida. Hablamos del BDSM. 

Entre el dolor y el placer hay una línea muy delgada y es por esto que las siglas de BDSM aparecen en muchas fantasías sexuales. ¿Quién no disfruta una mordida de oreja, un firme azote o que le sujeten las manos sobre la cabeza mientras le dicen cosas sensuales?

¿Qué significan las siglas?

Bondage (ataduras). Es todo aquello que tiene que ver con inmovilizar a tu pareja. Conocemos comúnmente muy poco sobre esta práctica y, sin embargo, entre los conocedores, es la técnica más utilizada y difundida del BDSM.

Disciplina/Dominación (habrá que someterse y cumplir ciertos mandatos). Se plantea un juego de roles, y una de las personas debe pedir “favores o condiciones” a la otra. Pueden ponerse tantas condiciones como se deseen. Parte de la adrenalina de este juego es que nunca se sabe del todo cuándo se va a cometer el error.

Sadismo (el placer por generar dolor CONSENSUADO). Esta es la persona que lleva la dominación, la que exige que las reglas se cumplan y que descargará su “castigo” (siempre como parte del juego) sobre la otra persona.

Masoquismo (el placer por recibir dolor CONSENSUADO). Esta persona juega el rol de sumisión, cumpliendo los pedidos y mandatos de su dominante y en caso de fallar… bueno habrá que ver qué prenda le toca cumplir.

Esta práctica no es para cualquiera, pero probablemente no vas a saber si te gusta o no hasta que la pruebes. Si sos adulto y estás dando tu consentimiento a esta aventura… ¿Por qué no probar?

Te dejo las claves más importantes para empezar a practicarlo y que nadie salga herido en el intento:

El elemento principal del BDSM es la COMUNICACIÓN. Más adelante podrás llegar a las cuerdas, las esposas y el látigo. Pero lo primero que hay que volver sólido es el diálogo en confianza, la escucha activa y la sensación de que en la pareja hay seguridad, sensatez y consentimiento. De buenas a primeras es fundamental que se arme un “contrato” en la pareja, es decir, todo aquello a lo que vamos a someternos y por supuesto lo que no. Hablar o escribir los límites de cada uno, las fantasías, los deseos, lo que no se desea. 

Dominación NO ES LO MISMO que Posesión. En el BDSM las personas “asumen roles”, están jugando a interpretar papeles, no creen que sus papeles son la realidad.

Las posibilidades son 3: “Dominante”, “Sumiso” y “Switch” (que va cambiando de rol). ¿Cómo saber cuál es mi rol? Tan simple como ir probando. Algunas personas tienen inclinaciones claramente hacia alguno de los dos lados, y otras no. Empezar a jugar, probar roles y la práctica te irá diciendo qué es lo que más te sienta cómodo.

IMPORTANTE

SIEMPRE debe existir de antemano una palabra o un gesto que funcionan como código de seguridad que implique que el juego se detiene.

Cualquiera puede ser el motivo para frenar, una simple sensación de incomodidad ya es suficiente. 

Es buena idea pensar en cambiar los nombres e inventar nombres ficticios para el juego de roles. Así podemos separar lo personal de lo ficticio.

Los elementos y accesorios para jugar son como la pimienta del plato. Hay muchas opciones en el mercado (muchísimas), basta con acercarse a un sex shop o abrir una tiendo online para encontrarse con numerosos elementos disponibles. Esposas para las muñecas, arneses, mordazas, fustas, látigos, pinzas para pezones, cuerdas, etc.

Recomendado: ir de a poco, no entusiasmarse demasiado de golpe porque podemos salir lastimados sin quererlo.