(Por Eva Rodríguez)
¿Alguna vez has deseado tener una familia diferente? Toda familia tiene sus problemas, pero en una saludable se superan. En cambio, en una disfuncional esas dificultades pueden acumularse y llegar a ocasionar malestar, marcas permanentes y patología.
1. EL MIEDO: En estas casas los padres actúan como si cada pequeño error fuera algo terrible. Utilizan el castigo y la amenaza. Prohiben a sus hijos de salir, de ver a sus amigos, les quitan sus cosas, utilizan lenguaje insultante y castigos físicos. No solo por errores “graves”, sino también por errores cotidianos como tirar un vaso o demorarse por estar jugando. Cuando esto ocurre los niños aprenden a TEMER a sus padres, tienen miedo todo el tiempo. Los integrantes de estas familias pueden sentir soledad, aislamiento, falta de contención, sentimientos depresivos e incluso deseos de huir del hogar.
2. LA CODEPENDENCIA: Un padre o madre codependiente tiene una preocupación excesiva sobre la vida de su hijo todo el tiempo lo cual da como resultado que sean excesivamente controladores de sus hijos. Estos padres sienten que su felicidad y el sentido de su vida depende de sus hijos. O que sus hijos deben atender su bienestar y contención. Consideran que sus hijos son sus amigos y típicamente no tienen muchas relaciones sociales. Es muy frecuente que estos padres utilicen la culpa y el abuso emocional para lograr que sus hijos hagan lo que ellos quieren que hagan. Esta relación deja atrapados a todos los que forman parte de ella porque los adultos dependen de los niños y los niños nunca aprenden a soltar a los adultos y se torna en un vínculo muy "pegoteado" y basado en la necesidad.
3. LA NEGLIGENCIA: Los padres y madres que comenten este tipo de ABUSO fallan en ofrecerle a sus hijos los cuidados básicos que los niños necesitan. Cosas realmente básicas como cocinar su comida, lavar su pelo y su ropa. No ayudan a sus hijos con sus tareas y no están involucrados en absoluto con la educación de sus hijos. La negligencia hacia un niño es seria y grave. Puede afectar de forma crítica la salud física, mental y emocional de un niño y dañar su crecimiento normal.
4. EL SILENCIO: En una familia disfuncional la comunicación no ocurre muy seguido. Cada miembro tiende a aislarse por separado y aunque viven bajo el mismo techo pueden desconocer las cosas más esenciales el uno del otro. No saben ni sobre el dolor y malestar de sus hijos, así como tampoco sobre las cosas lindas que les ocurren. El silencio se usa como castigo también. El silencio es un arma extremadamente dañina, sobre todo si es usada adrede para mostrarle a alguien que estás molesto en lugar de sencillamente hablar sobre lo que te molestó. Cuando vos hacés silencio dejas al niño solo sacando sus propias conclusiones… y muchas veces pueden ser conclusiones exageradas, terribles y muy negativas.
5. EL AISLAMIENTO: Por último, las familias disfuncionales se aíslan del mundo, se retraen, no se abren ni siquiera con otros familiares, vecinos, amigos… Se aíslan para mantener en secreto los evidentes signos de disfuncionalidad. Para que nadie vea o se entere lo mal que son manejadas las situaciones adentro de la casa. Muchas veces estos padres les piden a los hijos que eviten conversar con otras personas o con otros adultos, diciéndoles que otras personas son malas o serán una mala influencia en sus vidas. Esto vuelve muy difícil que los niños de estas familias reciban ayuda, contención y guía. Porque como los signos no son visibles por fuera, sino por dentro de la casa disfuncional, muchas veces tenemos a una persona sufriendo en silencio pero no lo sabemos.
CONCLUSIÓN: Hay ayuda disponible, si creciste en una casa así podés sanar y aprender nuevos modelos para no repetir la historia.
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